10. El mejor plan

177 21 0
                                    

La taberna estaba vacía aquella mañana, lo cual tenía sentido porque era entre semana. Gellert entró en ella; había cambiado ligeramente su apariencia, para que alguien que no lo esperara allí, no lo reconociera.

- Un momento, ahora voy - dijo Aberforth, de forma distante. Ni siquiera lo miró y sacó unos vasos para limpiarlos. - ¿Qué te pongo?
- Hola, Aberforth - dijo el búlgaro, sonriendo ligeramente. El tabernero se puso tieso como un palo al reconocer su voz.
- ¿Cómo tienes los cojones de venir aquí? - Barbotó Aberforth, fulminandole con la mirada. - Te voy a dar una ventaja de un segundo para que te largues antes de que avise al Ministerio.
- Siento contradecirte, pero para avisar al Ministerio necesitarás algo más de un segundo, mientras que un segundo es justamente lo que yo necesito para desaparecerme.
- Si has venido a burlarte...
- Nada me gustaría más, Aberforth Dumbledore - dijo Gellert, con su sonrisa de diablo malo. - Burlarme de ti es una de las cosas más divertidas del universo, pero desgraciadamente no he venido a eso.

El tabernero le miró con expresión de ir a partirle en la cabeza el vaso que estaba limpiando.

- ¿Qué coño quieres?
- Me he arriesgado a venir a verte - contestó el búlgaro. - ¿Crees que sería por algún motivo frívolo?
- Me espero cualquier cosa de ti - afirmó Aberforth, molesto. - Y no pienses que soy tan estúpido como mi hermano y que me he creído tu supuesto intento de redención.
- Puedes creer de mí lo que te dé la gana - contestó Gellert, perdiendo el encanto y los modales, y poniéndose serio. - Mi intención es hablar contigo de Bunty.
- Eso no es asunto tuyo...
- Lamento contradecirte de nuevo, amigo mío, pero me temo que sí es asunto mío - le contradijo Grindelwald. - Aún asumiendo que tu esposa es un torbellino y que basta decirle que no haga algo para que le entren más ganas, debí pararla desde el primer momento que se presentó en la cabaña del bosque.
- Lo que jamás debiste hacer fue entrar en nuestras vidas y no soy tu amigo- le cortó el tabernero. - Suelta lo que tengas que decir y lárgate - añadió, de malhumor.
- Escúchame, Aberforth - continuó Gellert, con un suspiro. - Sé que estás enfadado, no sé exactamente si con Bunty o conmigo, pero lo entiendo. Pero acéptame un consejo: no hagas lo mismo que hice yo; no pierdas al amor de tu vida por una pelea tonta.
- Dime una cosa, Gellert Grindelwald - dijo Aberforth, calmándose un poco. - Si Albus se hiciera amigo de tu peor enemigo y lo descubrieras, ¿dirías que es algo tonto?
- Aberforth, Bunty es tu esposa, la madre de tu hijo - Gellert cambió de argumento. - Os costó mucho estar juntos, ¿de verdad quieres perderla sólo porque ha hecho lo que siempre hace y haya querido cuidar de una persona que vio necesitada?
- Dudo que tú cuentes como una persona necesitada - gruñó el tabernero. - Lárgate, Grindelwald, los problemas que pueda tener con mi esposa son cosa mía.
- Está bien, que conste que lo he intentado - suspiró Gellert. - Sólo te pido que tengas en cuenta que en este momento, Bunty te necesitará más que nunca...

Con esas últimas palabras, el búlgaro se desapareció ante la mirada hosca de Aberforth, que aún así, se quedó un poco pensativo.

***

Gellert llegó a la cabaña un poco desinflado; sabía que Aberforth sería un hueso duro de roer, aunque no esperaba que tanto. Le deseó buena suerte a Bunty y que el testarudo tabernero no se mantuviera enfadado durante mucho tiempo.
Mientras se preparaba algo de comer, empezó a planear la mejor forma de detener a la malvada Vinda Rosier.

- Creo que a Albus no le va a hacer ninguna gracia, pero me temo que la única manera de acabar con Vinda es desde dentro - pensó en voz alta.

Albus se reunió con él unas horas después, una vez que acabaron las clases. Como había hecho en los días que habían pasado desde que se reconciliaran, el profesor llevaba con él toda la comida que había podido llevarse del Gran Comedor de Hogwarts sin llamar la atención.

4. Animales Fantásticos: la fuerza del amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora