James Hamilton
Suaves, así son sus labios. Lento, así es el beso que nos estamos dando en este momento. Como hace años, dejándonos llevar por lo que queríamos en ese momento. Y pudimos haber hecho lo que no hicimos hace años, separarnos, pero no fue así. Rodeó mi cuello con sus brazos y yo subí mi mano a su mejilla.
Hay un niño en la habitación de enfrente, deben parar.
Debemos parar, pero no quiero parar. Hay una gran diferencia entre el deber y el querer. Con ella eso me queda completamente claro.
—Si seguís así no podré bajaros la calentura.
Me separé de golpe y Analú solo cayó completamente dormida en la cama. Giré para ver a Melissa que estaba con las toallas y un repiente de agua en sus manos. Estaba disfrutando de mi vergüenza.
—Se toca la puerta. —Pero no le permitiré que lo haga. No reconoceré mi vergüenza frente a ella.
—Claro, disculpa por haber evitado que te la cojas, pero te recuerdo que tiene fiebre y lo menos que necesita es más calentura.
La miré molesto. Había olvidado lo directa que es.
—No estoy de humor para tus tonterías.
—¿Acaso soy yo quien casi se folla a alguien con temperatura?
—¿Sabes qué? Me iré a mi oficina, no estoy dispuesto a soportarte.
Sin dejarla decir nada más, salí de mi habitación y me dirigí a mi oficina. Me senté en el pequeño sofá y suspiré.
No diré que las cosas con Analú siempre han sido fáciles, desde que mis sentimientos hacia ella cambiaron todo se complicó. Me sorprende saber que a pesar de que ya hayan pasado 12 años, las cosas siguen igual o se han complicado aún más. Diego, Edmon y Melissa no ayudan mucho a facilitar las cosas.
—Señor James. —Miré la puerta. El niño estaba ahí—. ¿Cómo está mi mamá?
Estiré mi mano para que se acercara y así hizo. Cerrando la puerta caminó hasta mí y se sentó a un lado.
—Melissa la está cuidando. Ella siempre ha sido buena en eso así que no debes de preocuparte.
—Lo sé. Mi abuela ya la ha hecho sentir así antes y mi tía fue la que la ayudó.
Lourdes nunca fue capaz de entender que Analú no tiene la culpa de lo que pasó con su esposo. ¿Ella que tiene que ver con que la haya engañado con otra? Entiendo que mi petita haya nacido de ello, pero eso no significa que tenga la culpa.
—Tranquilo —revolví su cabello—, yo me encargaré de que Lourdes no vuelva a hacerle nada a tu mamá.
—¿En serio?
—Claro, tampoco dejaré que te haga algo a ti. Los cuidaré a los dos.
Se levantó y me abrazó. Yo solo correspondí el abrazo mientras observaba el cordón que pasaba por su cabeza para sujetar ese parche. ¿Por qué nunca de lo quita?
—Bueno, debo irme. —Se rascó por el borde del parche—. Adiós, señor James, hasta mañana. —Dando brincos salió de mi oficina.
—¿Vas a preguntarle quién se acostó con ella hace 10 años? —Mi estómago se revolvió al escuchar la pregunta— James, eso es demasiado hasta para ti.
—¿10 años?
—Claro, el niño tiene nueve años, más los meses de embarazo hacemos los 10 años.
10 años...
(...)
—Cualquier cosa me llaman. —Aclaré a Ben, Emily y Gema—. Si hay algún problema...
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¿Te arrepientes? #1
Teen FictionÉl tenía una novia. Ella era la hermana de la novia. Ella lo quería en silencio. Él la quería en silencio. Y después de 10 años tendrán que enfrentarse a los problemas de los cuales estuvieron escapando desde que eran jóvenes, teniendo algo que, s...