Ana Lucía
Despierto gracias al sonido de un celular. Abro los ojos lentamente y lo primero que veo es un armario. Qué raro, en la habitación no había ningún armario ahí. Me siento lentamente en la cama y observo todo alrededor. Ésta no es mi habitación, es la de James.
Entro en pánico e intento recordar cómo fue que terminé aquí. Mi último recuerdo es que estoy afuera junto con él, platicando sobre Amelia y luego... Nada. Me quedé dormida. Supongo que él me trajo. ¿Por qué no me dejó en la habitación de huéspedes?
El celular dejó de sonar. Por curiosidad lo tomé. En la pantalla apareció la notificación de que era la tercera llamada perdida de su padre. Dejé el celular en su lugar y salí de la cama dispuesta a ir a la habitación donde debería de estar. Vi el reloj del buró. 6:15. Es muy temprano.
Tomo mi celular y comienzo a caminar a la puerta. Pongo mi mano en la manija, pero siento que ésta gira sola. Quito mi mano instintivamente y camino hacia atrás al ver que la puerta se abre. James Hamilton entra con solo una toalla alrededor de su cintura.
Lo observo descaradamente y mis ojos terminan en los suyos. Siento como el ardor sube por mis mejillas y me quedo completamente en blanco. Después de necesitar una gran bofetada mental para reaccionar me giró lo más rápido que puedo y cubro mi rostro. ¿Cómo pude mirarlo tan descaradamente?
No es la primera vez que lo haces.
Lo sé.
Y cada vez solamente confirmamos que nos gusta más.
Cállate.
—No esperaba encontrarte despierta. —Silencio incómodo—. Solo... tomaré mi ropa y volveré al baño.
Otro silencio incómodo. Escuché sus pisadas por la habitación. Yo mantenía mis ojos cerrados y mi rostro completamente cubierto. No quiero que vea el color rojo. Al oír que cerraba un cajón me imaginé que ya se iría, y mi subconsciente me traicionó por completo.
—Tu celular me despertó —comenté.
Otro silencio incómodo. No podía ver qué hacía, no me atrevía a voltear para volver a mirarlo con esa toalla solamente cubriendo una parte de su cuerpo.
Qué bueno que no tenemos que peguntarnos cómo se vería sin ella, ya lo sabemos.
¡Por favor consciencia!
—Mi papá, después lo llamo.
—¿Por qué me trajiste aquí? —Mi subconsciente volvió a traicionarme.
—¡Oh! Es que... Te quedaste dormida.
—Eso lo sé, pudiste haberme llevado a mi habitación.
—Sí, bueno... Melissa se durmió con el pequeño y Diego estaba ocupando toda la cama, no quise despertarlo. No me quedó más opción que traerte acá.
Lo miré. Separó sus manos rápidamente y tomó su ropa.
—Me iré para que puedas cambiarte. —Miré a otro lado antes de que volviera a mirarlo descaradamente.
Él no dijo nada. Caminé hasta la puerta y salí de la habitación. Di un suspiro y me pegué en la puerta. No estaba lista para esto. Definitivamente no lo estaba.
Entré a mi habitación y vi a Melissa ya despierta con su celular acariciando el cabello de mi hijo. Levantó la vista al verme entrar y sonrió.
—Hola, Ana. Buenos días.
—Buenos días. —Me hizo un pequeño espacio en la cama y me senté junto a ella—. No esperaba encontrarte despierta.
—Y yo no esperaba que Jimmy te llevara a su habitación. —Rio—. No tengo una buena imagen de ti ahora, "casada y con un hijo", ¿cómo puedes dormir con otro?
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¿Te arrepientes? #1
Ficção AdolescenteÉl tenía una novia. Ella era la hermana de la novia. Ella lo quería en silencio. Él la quería en silencio. Y después de 10 años tendrán que enfrentarse a los problemas de los cuales estuvieron escapando desde que eran jóvenes, teniendo algo que, s...