Capítulo 8

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James Hamilton

Había olvidado que cada misión conllevaba un reporte diario, y ya llevo dos días que no entrego reporte, así que ahora debo hacer tres. Bueno desde ayer comencé y terminé el que no entregué hace dos días. Gracias a que Zack me recordó sobre esta norma que papá puso hace varios años es que no he tenido tiempo para hablar con mi pequeña sobre Melissa. No entiendo porque me cuesta tanto hacer un maldito reporte.

Tecleo en mi computadora lo más rápido que puedo, necesito terminar todo esto el día de hoy o mi padre se molestará demasiado conmigo.

Escucho la puerta de mi oficina sonar. Suspiro y sin dejar de mirar mi computadora doy la señal para que entren. Por fin levanto mi vista y me encuentro con Diego. ¿Qué hace él aquí? Lo sigo con la mirada hasta que se detiene exactamente frente a mí. Sonríe nervioso y se frota las manos con rapidez.

¿En serio Zack tenía razón en que Diego me tiene miedo?

—Buenas tardes, necesito comentarte algo.

—De acuerdo. —Me acomodé en mi asiento—. Ahí está la silla.

Tomó asiento de inmediato.

—Como sabrás, trabajo en una empresa muy grande y con muchas sucursales en varios países.

—Sí, lo sé. —Lo investigué y él está consiente de ello—. ¿Qué pasa con eso?

—Acabo de cerrar un contrato muy importante con unos alemanes.

—Felicidades —murmuré con indiferencia.

—Debo viajar a Alemania para que todo vaya como esperamos en la empresa.

Fruncí el ceño.

—¿Dejarás a tu esposa e hijo conmigo? ¿No te importa lo que les pueda pasar?

—Precisamente porque me importan es porque creo que lo mejor es que me vaya a Alemania. Originalmente tenías planeado solamente cuidar de Ana, pero Iván y yo nos sumamos en la carga de tu misión. No creo que ese mafioso quiera algo conmigo como para que me busque en Alemania y para ti será más fácil pues como yo estaré más seguro allá, tú solo deberás cuidar a dos personas en lugar de tres. —Sonrió nervioso. De nuevo.

Creo que esas sonrisas comienzan a molestarme.

—¿Cuándo te irás?

—El 8 de agosto.

Asentí.

—De acuerdo, le avisaré a uno de mis hombres para que te lleve al aeropuerto. ¿Cuánto tiempo vas a quedarte allá?

—Algunos meses, aproximadamente un año.

—Bien, ya está todo listo, ahora te pido que te retires porque tengo muchas cosas que hacer.

—Gracias. —Se levantó—. Antes...

—Cuidaré bien de tu familia.

—No, no es eso, sé que cuidarás muy bien de ellos, no tengo ninguna duda de eso. Solamente quería pedirte que hables con Ana cuando tengas tiempo, creo que os dos necesitáis platicar de algo muy importante.

—¿Sobre qué?

—Ya me metí demasiado pidiéndote esto, es vuestro asunto y vosotros deben hacerse cargo de él. Ya no te molesto. —Caminó hasta la puerta saliendo de mi oficina.

Creo que mi trabajo tendrá que esperar.

12 años antes

Mierda, nunca antes había estado tan nervioso estando cerca de Analú. Desde hace dos días que me apoyó con todo mi drama familiar mi forma de verla cambió y ahora no sé cómo actuar con ella.

¿Te arrepientes? #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora