-- Deja cosas en tu cuarto y luego baja, los elfos casi terminan la comida-- su cabeza en alto y su mirada de ojos negros sin sentimientos me miraba directamente.
Muchos apartarían la mirada por lo intimidante que llega a ser esa señora, pero años en esa casa y mi orgullo de serpiente me obligan a mantener la vista fija en sus ojos, sin titubear mi un segundo.
-- Claro madre-- le contesto y empiezo a subir las escaleras con el baúl hasta llegar a mi cuarto. Una vez allí, lo dejo contra mi cama y empiezo a desempacar y acomodar las cosas, porque si bien mi madre me dice que deje esas cosas a los elfos, no soy un gran fan de que toquen mis cosas, mucho menos sabiendo que si llegan a encontrar algo - aunque me deshaga de todo - que pueda hacer enojar a Walburga, se lo mostrarían. Menos Kreacher, él sí tiene toda mi confianza, hasta sabía que Sirius iba a huir, él le pidió a Kreacher que le dijera si sabía que algo malo me pasaba.
Cuando terminé de ordenar todo, bajé al comedor, Walburga y Orion sentados en los extremos de la larga mesa.
Yo me senté en el medio, las sillas negras y el ambiente tenso y aburrido. Prefiero estar en clases de transformaciones que aquí.
La comida aparece y empezamos a comer en silencio, uno que Orion interrumpe, preguntándome algo directamente.
-- ¿Cómo han estado tus clases este año, Regulus?-- su tono frío, pero en comparación al de Walburga parece un abrazo. Uno en el que te apuñalan, pero algo es algo.
-- Todo Extraordinario, sólo saqué un Supera las Expectativas en Transformaciones-- respondo, pues de todos modos, aunque mienta, el informe llegará en unos días.
-- ¿Y por qué no un Extraordinario en Transformaciones también?-- interroga Walburga.
-- Porque no es mi mejor materia, pero McGonagall dijo que, de todas formas, soy muy bueno-- respondo, mirándola ahora directamente al igual que ella a mí.
-- ¿Y si eres muy bueno por qué no te sacas un Extraordinario? ¿Acaso debemos prohibirte el Quidditch y amistades para que seas el mejor de la clase?-- continúa mi madre, sin pestañear.
-- Porque saqué una nota menor a diez, y si saco nueve ya no puede ser Extraordinario, y dijo que si lo pasáramos a números sería un nueve-- contesto, dejando los cubiertos en el plato y apretando mis manos sobre la falda.
-- Pues de todas formas no eres el mejor. Debes esforzárte más, Sirius era el mejor en Transformaciones-- llevo otro bocado de pollo a su boca, apartando su vista al fin.
-- Oh, claro, ahora aman a mi hermano, ¿no?-- comento con ironía.
-- No te atrevas a llamarlo así, él no es tu hermano, ya no. ¿Acaso me ves llamando así al traidor de Alphard?-- levanta la voz, notablemente irritada.
-- No me sorprende que no lo hagas, es decir, a él no lo llamas primo aunque lo sea y te refieres a él como tu esposo en lugar de lo que es: el hijo de tus tíos-- la desafío, mis uñas clavándose en mis palmas.
-- Regulus-- advierte Orion, pero ambos lo ignoramos.
-- Oh, ¿ahora nos cuestionas?-- ríe sin gracia-- Agradece que necesitamos un heredero o ya te habría quemado del árbol genealógico-- comenta.
-- Hazlo, por favor. Hasta tus padres van a considerar lo mala madre que debes ser si pierdes a tus dos hijos-- la reto, pero ella toma su varita mientras se levanta de la silla y me apunta.
-- ¡Crucio!-- pronuncia la mujer de pie, apuntándome sin titubear ni temblar, y una punzada irresistible de dolor me recorre el cuerpo.
Si bien con los años me he acostumbrado al dolor y puedo controlar mis reacciones, sigue siendo en extremo doloroso, por lo que me sujeto a la mesa con ambas manos cuando casi caigo de la silla y mis ojos se cristalizan.
ESTÁS LEYENDO
Ciervo - Jegulus
FanfictionRegulus Black vuelve a su cuarto año en Hogwarts luego de ser obligado a pasar las fiestas en la Honorable Casa Black tras la huida de su hermano. Sus padres, para nada empáticos, no han dejado escapar ni un error de su parte, pues incluso si se sal...