Chapter twenty

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5 de Agosto, 1976

Jueves nuevamente y me encontraba leyendo traquilo en la biblioteca. Sirius se había ido con Remus a una cita, Euohemia estaba en San Mungo, Fleamont haciendo pociones para el ministerio y James husmeaba en los estantes.

-- –¡Mamá! Mamá, ¡tienes que olfatearlo! Es como... como… ¡Ni siquiera lo sé! Estaba caminando en el bosque para ver los límites de nuestro territorio así podría ser como papá y luego estaba como… guau. Luego estaba allí de pie y no me vio al principio porque estoy volviéndome muy bueno para las cacerías. Estaba como rawr y grr pero entonces olfateé y era él y todo fue ¡kaboom! ¡Aún no lo sé! ¡Aún no lo sé!-- lee James, apenas unos pasos atrás, agudizando la voz, dejando sin terminar el párrafo y yo suspiro, pero de todas formas continúo.

-- Tienes que olfatearlo y luego decirme por qué es todo bastones de caramelo y piña, y épico y asombroso-- continúo yo y él suelta una risita.

-- Siempre fue mi párrafo favorito en todo el libro, por lo decir saga-- comenta.

-- Hay mejores-- le respondo.

-- ¿Cómo...?

-- En el libro, dando un ejemplo muy cercano, puede ser Un Tornado, y en la saga, aunque sólo diga porque es de mi favorito de los cuatro, podría ser Tipos malos. Y cosas por el estilo, o Tierra y hojas y lluvia, también Es mío y debo protegerlo...-- me pongo a enumerar hasta ser frenado por James, quien se sienta en un sillón frente a mí con el primer libro de la saga de Green Creek en manos.

-- Ya, ya, entendí tu punto. Pero, realmente, prefiero esa parte. Recuerdo tu voz cuando la leíste, tratando de sonar lo más aniñado y emocionado posible-- suelta una leve risita mientras recuerda.

-- Cállate-- lo reto, serio.

-- Cállame-- me desafía, pero lo miro fijamente con una ceja alzada y baja la cabeza.

9 de Agosto, 1976

El Lunes me encontraba al fondo de la biblioteca leyendo un libro llamado Reino de Sombras, apenas iba por el segundo capítulo, sentado en una punta del sillón compartido y James, que había pasado por varias posiciones - de costado, doblado, entre otras - hasta llegar a dado vuelta, de cabeza. como está ahora, en la otra punta, con un libro a una pequeña distancia de su rostro hasta que lo deja caer sobre su rostro y lo baja apenas unos centímetros para dejar ver sus ojos, mirándome fijamente.

-- ¿Qué lees?-- me pregunta.

-- Un libro.

-- ¿Cómo se llama el libro?

-- Reino de sombras-- le digo y él se apoya en sus antebrazos, dejando el libro de lado, para verme mejor.

-- ¿De qué trata?

-- Una princesa que no puede reinar tras la muerte de sus padres y se queda al cuidado de dos señores cercanos a ellos. No puede reinar porque el mundo está bajo eclipse y no la dejan salir, además de que es ciega-- él asiente--. Eso es todo lo que sé, apenas voy en el segundo capítulo-- finalizo.

-- Suena interesante.

-- Lo es, si no lo fuera no lo estaría leyendo-- revoleo los ojos y él se ríe suavemente.

-- ¿Me leerías?-- pregunta, ladeando la cabeza y viéndome casi con suplica.

-- ¿Qué?-- pregunto yo, en cambio, impactado.

-- Que si puedes leerme. Si quieres, claro-- aclara y yo, tras procesarlo, suspiro y asiento.

-- Pero presta atención, no repetiré-- él asiente y se incorpora un poco más cerca pero no tanto, apoyando su codo en el respaldo y su cabeza en su mano, viéndome con atención mientras empiezo con la lectura.

Ciervo - JegulusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora