Chapter five

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Cuando me levanto el Sol aún no sale.

Me pongo el uniforme y la túnica junto a una bufanda ya que hacía frío.

Salgo de las mazmorras camino a la biblioteca, donde me quedo estudiando hasta ir a clases.

La primera clase era Runas Antiguas, luego Encantamientos, el almuerzo me lo salté para poder ir de manera más tranquila a mi siguiente clase, que era Astronomía. Luego tuve Defensa Contra las Artes Oscuras, tras esta clase Pociones y mis clases terminaron.

Fui a la práctica de Quidditch y luego volví al cuarto a estudiar. Cuando decidí dormir me quedé despierto hasta tarde, pensando en la última conversación que tuve con James.

Él tenía razón, yo también tuve la culpa.

Dos semanas pasaron y cada día fue igual a ese, claro que algunos días no entrenaba y otros sí.

Hoy en la práctica Pandora se fue antes, dijo que tenía tarea que terminar y que luego me veía.

Luego de la práctica y de que todos se fueran, yo me quedé en las gradas, más específicamente en la más alta.

Mis brazos colgaban a mis lados y yo miraba cómo el cielo se oscurecía poco a poco mientras la temperatura bajaba cada vez más.

Cierro los ojos sintiendo el aire frío contra mi piel y, con un escalofrío que sacude mi cuerpo, éste se voltea, cayendo de las gradas. Abro los ojos para cerciorarme de que no es sólo una sensación, como otras que ya he tenido muchas veces, y al darme cuenta de que no busco mi varita, pero recuerdo dejarla en las gradas, así que decido prepararme para el impacto que no tarda en llegar.

Mi cabeza duele y mi vista se nubla, entonces cierro los ojos y la oscuridad se apodera de mi mente.

James

Estaba yendo a volar un rato al campo de Quidditch cuando veo un pequeño cuerpo a lo lejos tras las gradas cuando subo a estas para dejar mis cosas. También puedo ver en una de las gradas una varita, que reconozco al instante a quién le pertenece.

En plena desesperación agarro su varita y bajo rápidamente.

Me encuentro con el cuerpo inmóvil de Regulus, con los ojos cerrados y ojeras debajo de éstos. Su piel tan pálida como de costumbre y su cabello completamente desordenado.

Sin detenerme a pensarlo, lo cargo en mis brazos y me apresuro para llevarlo a la enfermería, yendo lo más rápido que puedo.

Por suerte no habían muchas personas en los pasillos ya que éstos son bastantes fríos a esta hora, por lo que el camino no resultó difícil.

Cuando llegué Poppy estaba saliendo de su oficina y me dijo que lo dejara en una camilla. Yo obedecí y me quedé a su lado mientras ella lo chequeaba.

Pensé que debía decirle a Sirius o sus amigos, pero no quería dejarlo solo allí.

Poppy terminó de chequearlo y dijo que lo analizaría y luego sabría mejor, pero que definitivamente cuando despierte le dolería la cabeza ya que había tenido un fuerte golpe en esa parte.

Me quedé al lado de Reg pensando cómo avisarle a Sirius sin tener que dejarlo, aunque unos minutos después eso ya no fue una sorpresa, pues la puerta de la enfermería se abrió, y por ella entró Sirius con los ojos abiertos bien grandes, con un libro y un pergamino, y a su lado Pandora y Barty, con expresiones similares.

Ciervo - JegulusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora