Cap. 36: ¡Adiós Archibald!

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El salón principal estaba lleno de chicas, cada una de ellas estaba equipada con varias maletas mientras esperaban a ser recogidas por los choferes de sus ricachones padres. Podía notar a algunas despidiéndose de sus amigas como si no las fueran a ver nunca más, otras se dedicaban a charlar por sus móviles y un pequeño grupo ya se estaba yendo. En cambio yo me encontraba sentada en el suelo, con mis maletas a un costado mientras jugaba a aplastar las cabezas de zombies en mi teléfono celular. Esa era una buena entretención para matar los minutos de larga espera, ni loca me quedaba de brazos cruzados sin hacer nada.

La primera en irse había sido Carly, yo y las chicas nos juntamos en el mismo lugar donde estaba ahora muriéndome de aburrimiento, y nos dedicamos a conversar de diferentes tonterías mientras esperábamos. Entonces una media hora más tarde de habernos encontrado, un tipo fue donde Carly y le avisó que su hermano la estaba esperando afuera. Nos despedimos de ella y la consolamos por última vez, también Eva le aconsejó no enamorarse de ningún alemán que después no vería. Aunque en realidad yo creo que eso será algo imposible para ella, claro, si consideramos lo fácil que es.

Luego fue Eva la que nos abandonó, como era de esperarse nuestra despedida no fue tan llena de lamentos como la de Carly, simplemente nos abrazó a Rita y a mí, luego nos dio uno de sus sabios consejos y se fue. El consejo para Rita fue algo así como “No te aloques demasiado y no vuelvas loca a tu abuela” y el mío fue un directo “No hagas estupideces” con eso ya me dejó en claro que pensaba que me portaría mal, pero no… sería buena.

Finalmente una mujer llegó a llevarse a Rita, la pelirroja me apretujó y me dijo que traería miles de regalos para todas y que si aprendía a cocinar algo fabuloso nos lo haría probar. Luego se fue a paso rápido mientras cargaba con un número exagerado de maletas y mochilas, aun me sigo preguntando qué tantas cosas podía tener.

Bueno, y así fue como terminé sola triste y abandonada en el suelo del salón principal, ya me estaba cansando de esperar a Lucas, pues él me iría a dejar a la terminal de buses que me llevaría a otra ciudad o pueblito. Y lo peor era que no me había dicho nada de esa familia, se suponía que lo iba a hacer, pero el muy idiota se guardó la información. Ahora estaba completamente en la ignorancia y eso no me gustaba nada.

Otras dos horas esperando, el salón ya estaba casi despejado y ahora ya me estaba exasperando. Miré el techo del lugar y suspiré largamente, el piso a mí alrededor estaba helado y eso me ayudaba un poco a no derretirme por el calor. Al menos no me estaba sofocando o algo así, sino estaría realmente enojada con el mundo. De pronto sentí uno pasos acercándose a mi, enseguida me puse de pie y arreglé un poco mi ropa para quitarle cualquier suciedad que se le pudiera haber pegado.

-Buenos días.- dijo Lucas cuando me vio.

-¿Buenos días?.- dije cruzándome de brazos.-¡No son unos buenos días! ¡Me dejaste esperando cientos de horas!.- me quejé.-Pero que impuntual, es terrible.- agregué y escuché una tímida risita a un lado, volteé el rostro aun con una mirada asesina y noté a una chica de cabello castaño claro y ojos verdes que estaba al lado de Lucas.

-¿Crees que eres la única pupila que tengo?.- preguntó él.-Tuve que encargarme de las demás, siento mucho que fueras la última de la lista.- se disculpó, aunque era obvio que en realidad no lo sentía.

-Además me dejas de última...- dije entre dientes.

-Muy bien, ella es Rose.- dijo haciendo un ademán hacia la chica que estaba junto a él.-Y Rose, esta es Laila.- me presentó y la chica me dedicó otra de sus tímidas sonrisas.-Las dejaré a ambas en la terminal, aunque obviamente se irán a lugares distintos.- aclaró.-Así que ya vamos.-

Luego de la corta presentación los tres nos dirigimos al patio delantero y entramos a uno de los autos de la academia, rápidamente me metí en el asiento de atrás y Rose me imitó sentándose a mi lado.

-Oye.- le susurré cuando Lucas estaba dándose la vuelta para entrar al asiento del conductor.-¿Él te dijo como era la gente con la que te enviaría?.- pregunté con curiosidad.

-No, pero me da igual.- me respondió ella.

-¿En serio?.- inquirí con incredulidad.-¿Y si son unos asesinos?.- apenas dije eso ella sonrió abiertamente.

-Eso es ridículo, no te preocupes.- me tranquilizó.

-Estoy tranquila.- bufé haciendo un ademán con la mano para restarle importancia al asunto.

El camino desde la academia hasta la terminal fue relativamente largo, pero al menos me entretuve hablando con Rose, la chica era bastante agradable. Descubrí que era inglesa, pero que sus padres estaban viviendo en Japón y que la habían dejado en la academia porque querían que se criara fuera de esa cultura extranjera. A ella no parecía importarle el hecho de haber pasado casi toda su vida encerrada, pero a mi me causaba algo de compasión, debe ser terrible vivir tan lejos de tus padres por tanto tiempo. En realidad todas las chicas del internado pasaban por lo mismo, aunque a algunas las iban a visitar familiares más seguido que a otras.

Cambiando de tema, llegamos a la terminal y bajamos del auto mientras arrastraba mis maletas. El día estaba completamente soleado, pero en el exterior el calor era soportable e incluso agradable, y eso me animó un poco.

-Muy bien, chicas.- nos detuvo Lucas al llegar a la altura de los buses.-Recuerden comportarse y seguir las reglas de la casa a la que van, no quiero recibir quejas.- nos advirtió y ambas asentimos.-Perfecto.- dijo él con aprobación.

-¿Y cuándo nos harán volver a la academia?.- preguntó Rose.

-Quizás dos o tres días antes de que empiecen las clases. Ese día yo las recogeré justo aquí.-

-Está bien.- respondió ella.

-Bueno, lo último antes de que se vayan...- dijo él sacando unos papelitos doblados de uno de sus bolsillos.-Rose, tú te irás a Londres con la familia Clarke, la madre es periodista de una revista y la hija mayor estudia arte, sé que te gustan esas cosas. De seguro te llevarás bien con ellas.- le dijo y le entregó unos de los papeles. Jenny Clarke te recogerá cuando llegues, no olvides el nombre.-

-Claro que no.- contestó ella mirando el papelito y luego guardándolo.

-Y a ti, Laila.- comenzó y yo me quedé atenta a lo que diría.-Iras al sur con los Doyle...- iba a continuar, pero lo interrumpí.

-¿Al sur? Nunca he ido al sur, me perderé en las calles y moriré.- me quejé enseguida.

-No te perderás, ahora escúchame.- dijo algo fastidiado.

-Está bien.-

-Richard Doyle es un conocido mío, es profesor de historia antigua en una universidad.- no... sólo escuchar la palabra “profesor” me hizo imaginar porqué había elegido a ese tipo para mí.-Sí, le pedí que te diera unas cuantas clases durante el verano.- dijo corroborando mis sospechas.

-¿Por qué me haces esto?.- me lamenté deslizando mis manos por mi rostro.

-Porque te fue demasiado mal este año.- ok, esa excusa era válida.-Marcus Doyle te recogerá, es su hijo mayor, y también él que te ayudará con ciencias.-

-¡No!.- exclamé.-¿Hay más de un profesor en esa familia o qué?.- pregunté ya angustiándome.

-No, pero si son gente muy educada e inteligente, espero que te diviertas.- sonrió, y aunque me esforzara no podía devolverle el gesto. 

DescontrolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora