-¡Oh por dios, no puedo con esto!.- gruñí en un momento de desesperación, hundí el rostro en mis manos y me quedé así por varios segundos imaginando que estaba en una isla desierta en donde los estúpidos ejercicios de matemática no existían.
-¿Qué pasa ahora?.- preguntó Seth con interés, casi podía verlo curioseando mi libro a través de mis manos.
Estábamos sentados sobre las escalinatas de la biblioteca, lugar del cual me echaron por no saber guardar silencio, cosa que me molestó demasiado. ¿Qué se creía la cincuentona que ordenaba los libros para ir y echarme de un lugar completamente público? La biblioteca no era de ella, por lo tanto yo podía quedarme allí todo el tiempo que quisiera, estudiara o no. Si no fuera por ella estaría tranquilamente estudiando con Will, no aquí afuera donde Seth me vio sola y enrabiada, un momento perfecto, según él, para hacerme compañía.
-¡Yo simplemente no puedo, renunció!.- chillé amortiguando la frustración entre mis manos, luego las alejé y vi a Seth tal como me lo imaginé: estirando el cuello para mirar mi cuaderno.-¿Me creerías si te dijera que estudié todo el jodido verano para que esto no sucediera?.- le pregunté.
Él alzó la mirada perezosamente, le dio un mordisco a su paleta de helado rosa y frunció el ceño pensativo mientras se frotaba la barbilla y miraba hacía un punto indefinido del patio. Sin poder evitarlo me fijé en su postura, estaba dos escalones más abajo que yo, tenía el codo derecho apoyado junto a mis rodillas y las piernas estiradas cómodamente sobre la escalinata. ¿Por qué yo no podía recostarme así en una escalera? ¿era porque las esquinas de los peldaños se me encajaban en la espalda o porque simplemente era tan idiota que no lograba hallar la posición indicada?
-Si me obligas a imaginarme tu verano...- comenzó a decir sin mirarme, estaba más concentrado en no sé qué cosa en la lejanía.-Diría que es más probable verte tramando un ataque terrorista que imaginarte en un cuarto lleno de libros.- concluyó mientras asentía convencido.
-¿Tan poco crees en mí?.- dije ofendida.-Para tu información pasé mis vacaciones encerrada en la casa de cuatro cerebritos que me llenaron la cabeza de sabiduría.- le dije.
-Sabiduría que ya se esfumó...- murmuró por lo bajo, pero lo escuché, por lo que se ganó un puñetazo en el hombro.-Ok, te creo, ahora me haces suponer que fue aburrido.- dijo acariciando el lugar donde lo golpeé, cuidando que el helado no rozara su camisa blanca.
No le respondí enseguida, estaba demasiado ocupada recordando lo divertida que era Emily al momento de enseñarme juegos o cosas de chicas, aunque de un segundo a otro recordé a Chris y a pesar de que nuestra relación no llegó a ningún lugar prometedor, no pude evitar que una sonrisa tonta se me formara en el rostro. Él había sido bueno conmigo, era divertido y sabía qué hacer para mantenerme interesada. Sin mencionar que me había iniciado en un mundo nuevo de sensaciones que me habría gustado explorar más. Por un momento sentí un escalofrío en la espalda al recordar la forma en que me acariciaba, pero ese estremecimiento no fue tan profundo, después de todo provenía de un simple recuerdo.
-¡Wow, wow! ¿Qué fue eso?.- de pronto la voz de Seth me hizo volver a la realidad.
-¿Ah?.- murmuré distraídamente, giré el rostro hacia él y lo encontré mirándome entre alarmado y dudoso.
-¿Qué fue eso?.- repitió.-Esa cara, miraste soñadoramente el basurero, te sonrojaste y mordiste tu labio. Lo vi todo, cada movimiento, pero no entiendo por qué esos gestos no estaban dirigidos a mí.- se apuntó con el helado y luego me miró expectante.
-Ah, no fue nada.- respondí volviendo mi atención al cuaderno.
-¿En qué pensabas?.- insistió sentándose decentemente en la escalera, se deslizó más cerca y dejó descansar su brazo derecho sobre mis piernas.
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Descontrol
HumorLaila parece incapacitada para comportarse bien. Lo único que hace es desobedecer y tomar impulsivas decisiones, un error más y las puertas de su escuela serán cerradas para ella. Por culpa de un malentendido es expulsada definitivamente de aquel es...