Cap. 55: Estrategia n° 3, Ley del hielo

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“¿Por qué él no está aquí fastidiándome?” pensé entrecerrando los ojos, mirando sin disimular hacia la arrinconada mesa en la que Seth estaba sentado. No podía creer que simplemente hubiera dejado de hablarme de un día para otro, yo que estaba esperando ansiosa el momento en que me dirigiera la palabra para poder cumplir mi amenaza y romperle la nariz. Pero no... él simplemente se aburrió de mí y pasó a su siguiente objetivo, llámesele Denise, la estúpida chica que ahora le sonreía coquetamente cada vez que él abría la boca para hablar. Quizás qué estupideces le estaría diciendo y ella, como buena chica fácil, le sonreía tontamente.

-Laila, ¿segura que estás bien?.- preguntó Rita dejando su tenedor sobre el plato de ensalada.

Bajé la mirada a mi comida y vi con fastidio las presas de pollo, agarré el cuchillo y comencé a cortarlas sin demasiado cuidado, sin siquiera importarme que el metal rechinara contra la losa.

-Estoy bien, perfectamente bien.- dije asintiendo.

-No, no lo estás.- dijo ella.-Siento revelarte esto, pero no eres la mejor ocultando tus emociones...- comentó.

-Yo diría que es explosiva, por eso se le nota que está enojada.- agregó Will con su típico tono puramente observador.

Gruñí frustrada por sus palabras y solté los cubiertos sobre el plato, luego lo alejé y procedí a cruzarme de brazos. Respiré una, dos, tres veces mientras miraba a mis dos queridos amigos y finalmente dejé descansar mis manos sobre los bordes de la mesa.

-Ok, estoy un poco molesta.- admití con tranquilidad, ambos asintieron complacidos con mi nada secreta afirmación.

-¿Por qué?.- preguntó Will con curiosidad.

-El otro día en el lago Seth la engañó despiadadamente, Laila le dijo que no le volviera a dirigir la palabra y al parecer por primera vez él la escuchó.- explicó Rita, quien había sido mí elegida al momento de descargarme.-Ahora el gran misterio es porqué te molesta que ya no te hable, creí que eso querías.- dijo esta vez dirigiéndose a mí.

-Pff, ¿no es obvio?.- dije casi ofendida porque no lo supiera.

-¿Por qué en realidad lo amas en secreto?.- trató de adivinar.

-¡No!.- exclamé golpeando la mesa con la palma de la mano, haciendo que ambos se sobresaltaran.-¡Porque si no me habla no puedo desquitarme con él!.- les dije.

Rita y Will compartieron una mirada de comprensión, pero no así una de apoyo a mi idea, de seguro pensaban que estaba loca y que estaba exagerando todo el asunto. Porque claro, una persona normal estaría feliz de que al fin un asesino de frágiles sentimientos la dejara tranquila, pero creo que hace mucho todos saben que no soy demasiado normal.

-¿Por qué no te olvidas del asunto?.- preguntó Rita, usando un tono de comprensiva consejera, que me irritó levemente.

-Sí, no sacas nada enojándote sin motivo, sólo te volverás una amargada.- la apoyó Will.

-¿Ustedes dos se pusieron en mi contra?.- pregunté.-¿Es esto una especie de motín?.- por alguna razón eso le causó gracia a Rita.

-No es eso, lo sabes.- dijo ella sonriendo.-Es sólo que no nos gusta verte deprimida o molesta.-

-Aww... son tan malditamente buenos.- dije dando un suspiro y sonriendo lo más dulcemente que pude.-Ok, lo olvidaré, será fácil...- dije asintiendo.

-Bien, has dado un paso hacia la madurez.- dijo Will, pero esa frase se quedó atascada en mis oídos cuando una pequeña idea se apareció salvajemente en mi cabeza.

-Esperen...- dije alzando una mano para que no me interrumpieran.-¿Y si en vez de seguir el camino de la madures yo... me vengo?.- estoy segura que un brillo de excitación iluminó mis hermosos ojos. Para mí, la venganza era algo sumamente útil.

DescontrolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora