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España y toda la familia Real esperaban un rotundo fracaso en la gira por Corea por parte de los príncipes de Mónaco. Para la buena suerte del país y de la monarquía se trató de todo un éxito. Gracias a la demostración "sincera" del matrimonio de los príncipes la gira desencadenó una ola de paz dentro de la mancomunidad española.

Jungkook era más que conciente que la gira fue un éxito gracias a Taehyung, su intento por salvaguardar la Corona funcionó, pero su intento por salvar su matrimonio fracaso.

No hay duda de que ambos se esforzaron porque no fuera de esa manera. Jungkook actuó desde el corazón por primera vez, se sentía bien, feliz, tan correcto, pero la vida se encargó de demostrarle una vez más que él no puede amar. Porque amar es sinónimo de peligro, de muerte y si Taehyung creía que era una mala persona por alejarlo, prefería lastimarlo él con palabras, a qué alguien más ocasionará un daño irreversible.

Entre la tenue luz del avión Jungkook admiraba el como Taehyung dormía con su hijo en brazos. Ambos eran hermosos; tenían los ojos cerrados con el mismo puchero en el rostro, el cabello negro de Taemin le caía por la frente mientras con sus manitas se aferraba a su padre; eran un par de angeles. No tenía duda, Taehyung le había dado una copia casi idéntica de él como hijo; tenía sus ojos celestes, su sonrisa cuadrada, el pequeño lunar de la nariz, lo único que tenía de Jungkook era el color de cabello.

Lo adora tanto y Jungkook es conciente de ante mano que Taemin es la única razón por la cual no manda todo ese teatro al diablo.

Taehyung se removió en su lugar abriendo los ojos, encontrándose con la mirada de Jeon, quien en cuanto se dió cuenta que despertó desvío la mirada acomodándose en su lugar intentando disimular.

- Es mejor que te pongas el cinturón -carraspea- ya casi aterrizamos

Taehyung desanimado asintió y en silencio obedeció.

Que su esposo no le respondiera siempre lograba ponerlo en alerta, después de tanto tiempo sabía que aquel silencio significaba más que mil palabras. Su semblante se vuelve serio, sus labios se curvan hacía abajo y sus ojos se ponen brillos como si se tratara de un cachorro recién regañado. Jungkook empuño su mano con impotencia cuando noto como una lágrima descendía por su mejilla, misma que Taehyung limpio rápidamente.

La culpa lo invadió, le había dicho tantas cosas hirientes que ni siquiera eran verdad, palabras que tampoco sentía, lo hizo llorar, pudo escucharlo después de que se encerró en su cuarto, pero no pudo hacer nada, no se atrevió a pedirle perdón; porque sabe a la perfección que si lo hace Taehyung lo perdonará y correrá de vuelta a sus brazos, eso es lo que menos quiere.

- Tae...

- Su Alteza, ya pueden bajar -interrumpe Han-

Quizás era mejor así.

Jungkook se levantó primero bajando del avión sin mirar atrás, antes de arrepentirse. Pasaba de media noche y el frío era horrible, incluso había amenaza de tormenta y sin importarles muy poco el clima, el flash de las cámaras no se hizo esperar, una pequeña multitud fue a recibirlos y sus gritos hicieron presencia a penas Taehyung asomo la cabeza bajando con Taemin aún dormido.

La Reina tenía razón, Taehyung le había robado la gloria en Corea pero se equivocó en algo, porque también tenía a toda España a sus pies.

Los espero justo al borde de la escalera justo como dictaba el protocolo, Taehyung no tomo su brazo como era de esperarse, prefirió proteger bien a su hijo del frío, Jeon lo tomo por la espalda y de esa manera los guío hasta el coche.

Dentro del coche Taehyung coloco al pequeño en su silla de protección con mucho cuidado de no despertarlo junto al asiento del copiloto.

Exhausto ladeo su cabeza contra la ventana mirando sobre la misma; había comenzado a llover. El transcurso fue tranquilo, pero a medio camino el coche se detuvo sin razón aparente.

El Principe Taehyung ||KookV||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora