Capítulo 19

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Sigo viva, gracias al universo o más bien gracias a mi mente prodigiosa. Un simple soborno me hizo falta para que Mack me dejara vivir, me toca comprarle todos los tomos de “Haikyuu”, algo que le dolerá a mi cartera, pero bueno. La verdad es que la foto terminó gustandole, como para no, si salen muy lindos y juntos se ven genial. Después del casi homicidio que comete, Mackenzie decidió que debíamos dejar las maletas listas y eso hicimos durante toda la noche. Parece que nos vamos meses fuera de casa, pero es que los conjuntos por si nos pasa algo y para cada cosa que pueda suceder, no pueden faltar.

Son casi las nueve de la mañana cuando terminamos de cargar el coche con todo. Hemos dejado a Blake y Kiara con nuestra vecina de al lado, una señora mayor a la que le encantan los animales, ella los cuidará durante nuestra ausencia. En cuanto entro en el vehículo, conecto mi móvil por bluetooth al coche y pongo mi playlist en aleatorio, donde a parte de las canciones que nos gustan a Mack y a mí, también salen los perdidos, sus canciones se han convertido en una obsesión.

–¿Tienes la dirección de la cabaña?– pregunta mi amiga una vez se sienta frente al volante.

–La ha pasado Chan hace unos minutos, espera– le digo mientras la busco en su móvil para no tener que parar la música.

Rápidamente me meto en Google Maps y inicio la ruta, el GPS me marca exactamente qué camino debemos seguir y parece que no va a ser complicado de encontrar, sin embargo, está a un buen tirón. Al ritmo de “Stressed out-Twenty one pilots”, comenzamos el viaje hacia nuestras vacaciones, esas que hace tiempo que necesitábamos. Lo único que me preocupa de la convivencia con los chicos durante estas dos semanas, es lo insoportables que pueden ser Minho y Cielo si se lo proponen, sobre todo con el tema de Félix.

Aún no entiendo porque creen que yo le llamo la atención al rubio, cuando ni siquiera me da bola. Que si, que ha habido ciertos acercamientos que nos han puesto nerviosos a ambos, pero eso no significa nada. Sigo creyendo que alguien como él no se fijaría en alguien como yo.

–Tía, ¿estás segura de que es por aquí?– pregunta Mack tras media hora de viaje –No es por nada, pero cuando dijeron que la cabaña estaba rodeada de naturaleza, me esperaba árboles... No girasoles–

Miro a nuestro alrededor, tiene razón, estamos en medio de un campo de girasoles. Miro el móvil y frunzo el ceño, de repente ya no me sale la ruta, sin embargo, hemos tirado por aquí por algo, debe de haberse bugueado. Trato de poner de nuevo el camino hacia la cabaña, pero con tanto girasol no hay cobertura, encima son enormes, sobrepasan la altura del coche.

–Menuda mierda– murmuro de mala gana –Tengo una idea, espera aquí–

Bajo del coche y miro a mi alrededor, solo veo girasoles por todos lados. Tengo que subirme al coche si quiero ver algo, con cautela me apoyo en la rueda y me aupo hasta el capó, donde poco a poco escalo hasta el techo. Escucho a Mackenzie quejarse, no quiere que bolle su coche, pero si quiere salir de aquí, necesitamos cobertura. Me pongo en pie sobre el techo del vehículo y estiro la mano en la que tengo el móvil lo máximo que puedo, consiguiendo una barrita de cobertura.

Rápidamente añado de nuevo la ubicación y en cuanto me sale la ruta, saco captura, por si vuelve a pasarnos lo mismo de hace unos minutos. Me bajo del techo con cuidado y vuelvo a mi asiento, con una sonrisa en mi rostro le muestro a Mack la ruta.

–Eres un genio– dice mi amiga sorprendida.

–Sin embargo tú estabas más preocupada por el coche– digo rodando los ojos.

–Es que no quiero coleccionar un bollo más– se defiende Mack –Bastante tiene con los golpes que le he dado–

El coche tiene una amplia colección de golpes, entre las columnas, paredes, bolos y otro coches que se ha ido comiendo mi amiga desde que conduce.

Hold Me (Felix, Stray Kids)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora