Capítulo 66

72 5 0
                                    

La voz de alguien me llama a lo lejos, es como un eco que resuena dentro de mi cabeza, me pide que despierte, que vuelva con ellos. Siento mi cuerpo pesado, a penas soy capaz de moverme, y abrir los ojos parece imposible. Poco a poco la voz se va aclarando, Minho grita desesperado mi nombre, y de fondo, Cielo me pide que vuelva con ellos. Me aferro a eso, a la esperanza de que están bien y poco a poco lucho contra lo que me retiene, contra esa pesadez que no me deja despertar.

Voy recobrando los sentidos por segundos, primero comienzo a mover los dedos de las manos, mis extremidades comienzan a desentumirse. Luego consigo mover la cabeza, siento que me va a explotar, como si estuviera haciendo presión en mi sien. Me remuevo durante unos segundos y suelto un gruñido mientras abro los ojos lentamente, una luz me ciega, pero aún así, sigo adelante. Comienzo a ver todo borroso, hasta que mi vista se va acostumbrando.

Lo primero que vislumbro es el rostro preocupado de Lino, está frente a mí, atado a una columna sin poder moverse. Tiene un buen golpe en la frente adornado con sangre seca, pero eso parece no importarle. Unas columnas más allá está Cielo, atada de igual manera, a pesar de estar notablemente asustada, físicamente parece estar bien.

–Por fin despiertas– dice con algo de alivio mi amiga –Te creíamos muerta, casi no respirabas–

–¿Estáis bien?– les cuestiono notablemente preocupada –¿Os han hecho daño?–

–Salvo el chichón, nada más– murmura Minho haciendo una mueca.

–Estoy bien– añade Cielo bajo mi atenta mirada.

–¿Dónde estamos?– pregunto al aire mientras miro a mi alrededor.

–No lo sé, parece una fábrica abandonada– susurra Lino imitando mi acción.

Estamos en lo que parece ser un sótano, hay mucha humedad y huele a moho, este sitio debe de haber estado abandonado por mucho tiempo. No hay ventanas y la única luz que nos alumbra proviene de una bombilla vieja que cuelga del techo. Un escalofrío recorre mi espalda, en sitios como este la gente muere, no creo que nos hayan traído aquí para hablar con nosotros. Miro rápidamente hacia mi pantalón, no tengo mi móvil, es obvio que no son tontos. La posición en la que están mis brazos es incómoda, me duele todo el cuerpo y las ataduras de mis muñecas son demasiado fuertes. Trato de aflojarlas haciendo fuerza o movimientos bruscos, pero eso solo me lastima.

El chirrido de una puerta de metal abriéndose nos pone alertas, se escuchan pasos bajando lo que parecen ser unas escaleras. Minho y Cielo miran detrás de mí, mi amiga luce horrorizada mientras que Lino trata de guardar la calma. Por los pasos, son varias personas las que bajan hasta el sótano, poco a poco se escuchan más cerca, los tengo detrás.

–Ya se ha despertado la bella durmiente– susurra una voz bastante tétrica a mi lado.

Trago saliva al sentir el aliento de alguien chocar contra mi oido y trato de mantener la calma, miro a mi amigo que aprieta sus dientes y se tensa, sea quien sea, la reacción de Minho lo dice todo.

–Es un placer conocerte por fin– continúa hablando la voz mientras su mano se desliza lentamente hacia mi mentón –¡Mírame cuando te hablo!–

De forma brusca me obliga a girar la cara, mi respiración se corta cuando veo su rostro pálido y la gran cicatriz que cruza su ojo derecho, el cual perdería en el acto, pues lleva uno de cristal. No es la única cicatriz que tiene, pero es la más llamativa. Por las arrugas de su cara y su pelo canoso, debe de tener entre cincuenta y sesenta años. Su ojo bueno me examina con cautela de arriba a abajo, mientras su boca se curva en una macabra sonrisa.

–Ruby, Ruby– canturrea mientras aprieta su agarre en mi cara –No sabes la de problemas que me has causado, pequeña–

Me suelta de golpe, provocando que me golpee la cabeza contra la columna. Suelto un quejido mientras un leve mareo me azota, pero enseguida fijo mi vista en él, quién se mueve lentamente entre las columnas mientras observa a mis amigos.

Hold Me (Felix, Stray Kids)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora