La familia de Félix es todo lo que está bien en esta vida, me han acogido con los brazos abiertos, como una más de ellos y estoy entablando una buena relación con cada uno. El padre es algo más serio, pero es muy divertido y le gusta bromear todo el rato, lo único malo es que trabaja mucho y a penas se le ve por la casa. Los primeros días por Australia han sido muy monótonos, al menos hasta que me acostumbrara a estar en una casa nueva, rodeada de la familia de mi novio. Es como si estuviera viviendo con una familia de acogida a la que me tengo que adaptar.
Por suerte, todos ellos me lo ponen fácil y me tratan como a una reina. La madre me pilla a veces y me invita a tomar algo mientras saca los álbumes de fotos y me enseña algunos momentos vergonzosos de Yongbok, él odia que luego yo saque fotos, pero es que es tan mono, que es inevitable. Olivia también está encantada con mi presencia, incluso guardo un ratito por las tardes para ella, donde vemos anime juntas, es como la hermana pequeña que siempre quise y no pude tener.
Hoy es sábado, me he levantado temprano a pesar de no tener nada que hacer y he estado ayudando a Olivia con su outfit para hoy, ya que va a una comida con sus amigos del instituto. Por la urgencia en su petición, debe haber alguien en quien esté interesada, parecía hasta nerviosa. Y no la culpo, a su edad yo me enamoraba de cualquiera que me mirara y me montaba en la cabeza cada historias, que me daban para escribir un libro de romance.
–¿Qué te parece?– pregunta Olivia saliendo de su baño.
–Me parece que no te queda bien...– murmuro entrecerrando los ojos, haciendo que ella se asuste –¡Te queda espectacular!–
–Por dios Ruby, me has asustado– dice la chica lanzándome un cojín a la cara –¡Voy a enseñárselo a mamá!–
La veo salir corriendo de su habitación, así que me quedo completamente a solas. Me acerco hasta el escritorio y observo las fotos que tiene pegadas en la pared, no me extraña que tenga tantos amigos, es un sol de niña. A mí me hubiera gustado poder vivir mi adolescencia de esa manera, no necesariamente teniendo tantos amigos, pero al menos, que la gente me hubiera dado una oportunidad y me hubiera conocido.
Un fuerte golpe corta el aire, seguido del sonido de cristales por todos lados y líquido derramándose. Algo asustada salgo de la habitación y corro escalares abajo, escucho los quejidos de alguien en la cocina, así que me acerco rápidamente hacia allí. Me quedo en shock en cuanto me adentro en ella, la madre de Lix está sentada en el suelo, agarrándose la pierna, mientras que Olivia luce desesperada. Hay cristales por todos lados y el suelo está lleno de un líquido color naranja.
–Hey, tranquila– susurro acercándome a la hermana de Félix –Ve a por el botiquín, yo me encargo–
Olivia asiente levemente y corre escaleras arriba, mientras yo me agacho junto a su madre y le pido permiso para ver la herida. Lina aparta el trozo de tela que estaba usando para taponar y me deja ver un corte cerca de su tobillo.
–¿Qué ha pasado?– la voz de Félix se hace presente –Dios, mamá, ¿estás bien?–
–No hay de qué preocuparse– murmuro tratando de tranquilizarlo –No es muy profundo, pero quizás si le deje cicatriz. Ayúdame a levantarla, vamos al salón–
Lix enseguida se acerca hasta nosotras, con cuidado de no pisar los cristales o el líquido. Entre los dos, ayudamos a su madre a ponerse en pie y salir ilesa de la cocina, una vez en el salón, dejamos que se siente en uno de los sillones. Olivia llega con el botiquín y me lo entrega, mientras que Félix me trae una toalla y agua. Coloco la toalla bajo el pie de Lina, para así no poner todo perdido y abro la pequeña botella de agua. Con cautela comienzo a verterla sobre su herida, para así limpiarla, ella hace muecas de dolor y arpieta el agarre en la mano de su hijo, que la mira con mucha preocupación.
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Hold Me (Felix, Stray Kids)
FanficA veces, cuando menos te lo esperas, aparece alguien en tu vida que pone todo patas arriba, aunque, en este caso no es una sola persona. Ocho famosos chicos entran a la vida de Ruby y Mackenzie por casualidad, y deciden quedarse, cueste lo que cuest...