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Pasos pesados retumbaban a lo largo del pasillo, acompañando al único sonido constante que provenía del exterior y ayudaba a no mantener el lugar en completo silencio. Él detestaba la lluvia y a la vez la disfrutaba; es decir, cuando no se interponía en él y su deber de héroe incluso podía agradecer que su presencia ayudará a mitigar el insoportable calor que a últimamente azotaba a Tokio pero el caso de esa tarde era que la presencia de la lluvia sólo lo hacía refunfuñar, pues le había obligado a permanecer en las instalaciones de la compañía en completa soledad, o bueno, casi en completa soledad.

Aunque bueno, no era como si la lluvia le incapacitara en realidad, claro que no, era solo que la tarea era una misión sencilla. Él se había negado a quedarse como el rechazado del encargo e impuso la idea de que era lo suficientemente capaz de encargarse de los ladrones del banco a pesar de la lluvia, pero Todoroki le silenció diciendo que le quedaba de paso a casa y que lo haría como última misión del día antes de terminar su jornada de 24 horas. Katsuki se había pensado que más bien, el bicolor, se había ofrecido para alcanzar la bonificación extra que les daban después de determinado número de misiones, y como el resto de compañeros solo levantó los hombros y le manifestaron su poco interés en apoyar a una postura u otra bajo la idea de que mientras el trabajo estuviera listo ellos se daban por bien servidos, y además, la mayoría de ellos tenía otros encargos o estaban por marcharse a casa, no le había quedado de otra que cerrar la boca y quedarse en el edificio.

Él también había pensado en marcharse a casa, pero Kirishima le había encargado su papeleo de la semana antes de marcharse en la tarde a una redada con Fat Gum. En otras ocasiones hubiese mandado al pelirrojo al diablo, pero le debía una por haberlo cubierto en una misión mientras él se encargaba de otros asuntos; así que ahí estaba, maldiciendo todo por tener que ordenar papeles aburridos de alguien más en lugar de patear traseros de idiotas que se creían lo suficientemente listos para asaltar un banco tan prestigioso.

Llegó, con los mismos pasos pesados, a la gran oficina donde se sentó a su escritorio y encendió la computadora portátil. Después sacó algunas hojas limpias de uno de sus cajones y con el ceño fruncido se dispuso a terminar el papeleo que Kirishima había dejado pendiente.

No pasaron ni cinco minutos cuando su tranquilidad se vio interrumpida por un par de risas que se escuchaban en la lejanía del pasillo. Poniendo los ojos en blanco, se sobó las sienes y se levantó de su lugar para dirigirse al de Kirishima y recolectar lo que necesitaba.
Fue mientras estaba husmeando en los cajones del pelirrojo que la puerta de cristal se abrió de par en par y en ella aparecieron dos de sus compañeros.

La primera era una mujer de cabello castaño a la altura del hombro y mejillas rosadas; y el segundo era un hombre que recientemente le había dado un nuevo estilo a sus rizos recortando un poco los costados y ordenando la parte larga de forma uniforme; era aquel sujeto que durante años lo había estado siguiendo todo el tiempo. Aquel con el que la vida le había encadenado a una eterna rivalidad.

O bueno, al menos la rivalidad inventada que según ellos, se esforzaban en mantener, aunque de eso quedaba poco.

—Entonces definitivamente le dije que no adoptaría el gato—continuó hablando la castaña a su mejor amigo antes de enfocar su mirada avellana al único presente en la gran oficina—. Ah, hola Bakugou-kun.

—¡Hola, Kacchan!

El aludido respondió a ambos con un movimiento de cabeza antes de continuar rebuscando en el escritorio del pelirrojo.

Las cosas con Izuku, con los años, habían mejorado un poco. Desde aquellas disculpas que le ofreció en su tiempo de estudiantes en UA, habían comenzado a dar pasos pequeños y aunque aún ahora, teniendo casi veinticinco años y encabezando los tops de héroes, de repente se peleaban y discutían por tonterías, podía decirse que se aceptaban y trabajaban bien como colegas.

No hay 2 sin 3 || KatsuDekuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora