No hay 2 sin 3 || KatsuDeku

◇ 07 - Historia de una boda ◆

Arribaron a la residencia al poco tiempo y se distanciaron para ingresar de acuerdo al plan, y a pesar que un guardia miró con extrañeza a Ashido e hizo un par de preguntas molestas, terminaron por entrar sin levantar mayor sospecha.

—Estaba a punto de gritarle que se fuera al diablo—murmuró Katsuki. La paciencia no era su virtud y menos cuando un tipo con apariencia de orangután se daba la libertad de interrogarlos.

—Tienes que mantenerte en el papel, Bakugou. Ahora, camina, que puedo ver por allá a Midoriya y a Ochako—reprendió Mina mientras aceleraba el paso y tiraba de él gracias a sus brazos entrelazados.

Al rubio no le quedó más que cerrar la boca y dejarse guiar por la pelirosa que ocultaba sus cuernos debajo de un arreglo floral bastante grande para su gusto. Si era sincero, la misión hasta el momento no le estaba gustando en lo absoluto, pero era un profesional y tendría que actuar como tal.

Al llegar hasta donde la castaña y el pecoso, se presentaron como si nunca antes se hubiesen visto y discretamente se acercaron a la pareja de Momo y Shouto. El objetivo de hacerlo era formar una interacción más orgánica y menos sospechosa.

Sin embargo, se separaron a los minutos al dar inicio la ceremonia, pues tenían que dispersarse de manera estratégica para impedir cualquier posible escape.

Y mientras los minutos pasaban, el de ojos granate comenzaba a aburrirse. El sacerdote hablaba, la novia hacía un esfuerzo por no tirarse a llorar, el principal sospechoso se mantenía en el papel y los invitados no parecían ser más que simples extras.

Y la cosa no cambió cuando los vítores animaron a la pareja de recién casados y la música comenzó a sonar.

Entonces, como quien sólo interactua con su entorno, se encontraron de nuevo a las orillas del gran salón, justo donde las grandes puertas guiaban a un precioso jardín.

—Síganme—ordenó la pelinegra, guiando al resto al exterior, donde afortunadamente no había nadie—. ¿Han visto algo sospechoso?

—Para nada—respondió Ochako—. Deku-kun y yo hemos incluso hablado con algunos invitados y ninguno parece estar implicado con los robos de las joyas. ¿Segura que en esta reunión pasaría algo importante? No parece ser más que una auténtica boda.

—Pienso lo mismo—interrumpió Todoroki—. Incluso el tipo que habló con nosotros hace un rato parecía ser solo un amigo cercano que esta feliz por la boda de su amigo.

—Yo estoy harto de jugar a estas mierdas elegantes y presentarme a un montón de extras utilizando un patético nombre falso.—Katsuki elevó la voz irritado. Incluso el peinado ridículo que no tenía desde sus tiempos de estudiante con Best Jeanist le desesperaba.

—Kacchan, solo es una noche. Seguro que en cuanto veamos algo sospechoso podremos actuar y esto acabará pronto.—Sin tener claro porque, sintió la necesidad de calmar un poco al cenizo. Y extrañamente funcionó, pues el rubio no hizo más que chasquear la lengua y cruzarse de brazos.

—Si discutimos, las cosas solo saldrán mal—opinó Mina—. Yo sugiero que nos separemos. Yo iré al baño con la excusa de retocar mi maquillaje y trataré de hablar con las mujeres que me encuentre ahí; alguna de ustedes puede acompañarme para que sea más creíble. Alguien más debería revisar en la salida al oeste de la mansión, ya que es la más alejada, y los otros solo deberían merodear por aquí prestando especial atención en lo que digan los demás.

—¡Tu idea es brillante, Mina-san!—elogió Yaomomo—. Yo iré contigo a los sanitarios.

—Y yo a la salida Oeste—informó el mitad albino—. ¿Vienes conmigo, Uraraka?