No hay 2 sin 3 || KatsuDeku

◇ 01 - Pesadilla ◆

Caminaba en dirección a la puerta mientras gruñía por lo bajo y se frotaba los ojos luego de ser despertado de la gustosa siesta que tomaba en el sofá.
Eran casi las diez de la noche y se preguntaba quién diablos se atrevía a ir a su departamento a esas horas. Si era Kirishima o Kaminari sin duda los echaría a patadas, y si no lo eran, entonces exigiría una muy buena explicación.

Cuando abrió la puerta, sin siquiera echar un vistazo por la mirilla, se preparó para gritar antes de que su vista fuese obstruida por la cara de un gato negro con ojos azules que como adorno detrás de su cuerpo tenía los cabellos revoltosos que toda su vida había visto. Cierto, se había olvidado de que Deku le llevaría al gato ese día.

—¡Buenas noches, Kacchan! Lamento si te interrumpí en medio de algo importante, pero Shinsou-kun me dijo que estabas de acuerdo en que te trajera al pequeño.

Katsuki suspiró, abriendo más la puerta y echando un segundo vistazo al gato. Era pequeño, casi podía asegurar que tenía alrededor de un año de vida, tenía el pelaje negro brillante salpicado con manchas blancas y los ojos de un azul intenso; sin duda era lindo.

—Tsk, da igual—contestó, e Izuku, por su tono grave, se percató de que acababa de interrumpirlo mientras dormía.

Se quitó del umbral, invitando al otro a entrar y segundos después recibió al animal en sus brazos. Al parecer el gato también era más ligero de lo que se esperaba.

Deku, en ese instante, aprovechó para meter al departamento la gran caja transportadora que había dejado reposando en el suelo antes de llamar a puerta y que él había notado apenas hasta ese momento. También notó, hasta entonces, la presencia de la mochila amarilla que Deku siempre traía consigo. ¿Cómo esa mochila seguía funcional después de tenerla desde la secundaria?, y sí no era la misma, ¿donde diablos conseguía mochilas idénticas?, ¿tenía alguna especie de proveedor privado?

—Es genial que lo hayas adoptado, Uraraka-san estaba a punto de colgar afiches porque nadie quería darle un hogar.

—Lo sé, por eso mismo le dije al lavacerebros que yo me encargaría—contestó obvio cerrando la puerta con ayuda de uno de sus pies y dejando al gato en el suelo luego de que este comenzará a retorcerse y a maullar con la intención de liberarse. Maldito, ¿cómo sé atrevía?

—Shinsou-kun me pidió que te dijera algunas cosas para que el cuidado del gato no se te dificultara. Ya sabes, es pequeño y requiere algunas visitas continuas al veterinario por vacunas y todo eso—le dijo el pecoso, agachándose en su sitio y acariciando al animal que, a pesar de conocerlo de hace apenas una hora, parecía quererlo. ¿Por qué diablos con Deku era así y con él quería liberarse?

—Espera, traeré té—interrumpió, dejando sin opciones al de rizos—. Siéntate y no toques nada.

El pecoso observó al rubio alejarse de inmediato y él se permitió observar su entorno sin ningún tipo de disimulo -al final, Kacchan nunca había dicho nada de no tocar con la mirada-, pues si bien en alguna ocasión había estado en el departamento de Kacchan, jamás se había detenido a apreciarlo; además, claro, de que seguramente había algunos arreglos nuevos.

El lugar era cómodo; las paredes estaban pintadas con colores neutros, el piso era de madera simple y los colores de los muebles no eran tan llamativos como para romper la estética. Una gran alfombra adornaba el centro de la sala y un par de cuadros con pinturas minimalistas se encargaban de dar algo más que ver; sin duda estaba diseñado para alguien con gustos especiales, justo como lo era Kacchan.

Izuku soltó una pequeña risa al pensar en lo que opinaría el rubio al ver las recientes remodelaciones de su departamento que lo habían dejado lleno de colores vivos y decoraciones, aunque bueno, tampoco era como si fuese necesario que el rubio visitara su hogar.