◇ 09 ‐ ¿El amor está en el aire? ◆

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El ruido blanco proveniente de la televisión le ensordeció un poco cuando recuperó la conciencia, el ventilador anclado al techo giraba a la misma velocidad de siempre y las luces en tono cálido le permitían visualizar su entorno. Desde su posición en el sofá percibía perfectamente el olor intenso a café que provenía de la cocina y en la mitad de su pecho un peso le advertía del despertar de todos sus sentidos.

Parpadeó un par de veces, aclarando su vista para luego fijarla en el peso sobre su cuerpo. Ahí se encontró con Deku.
Este último dormía plácidamente sobre él y le rodeaba por la cintura como un koala que se aferra a un árbol de eucalipto. Él, por el contrario, le rodeaba por la espalda con su brazo izquierdo.

Sonrió para si mismo antes de posar su mano en la cabellera revoltosa del más bajo. Seguro que la postura era incomoda para el de ojos verdes, pero no le importaba mucho en ese momento, pues igual estaba en el quinto sueño.

Acarició las hebras rizadas que se aplastaban con su barbilla y luego dejó una sutil caricia por el contorno de su mejilla.

Escuchó su propia respiración mezclarse con la ajena y cerró los ojos de nueva cuenta, disfrutando de la serenidad que anhelaba como infinita. Sin embargo, pronto el pensamiento de apagar la cafetera le hizo respingar, pues no quería levantarse y deshacer tan cómoda escena.

Abrió los ojos nuevamente cuando el sonido insistente del aparato indicaba que el café llevaba rato ya listo.

—Deku, muévete, necesito ir a apagar la estúpida cafetera—murmuró, picando con su índice la mejilla con pecas del contrario—. Te estoy hablando, levántate.

Insistió pero no obtuvo respuesta, así que soltó un sonoro suspiro y se dispuso a quitarse al otro de encima por su propia cuenta.

Así que eso hizo, pero, sin esperarlo, en ese momento el fuerte estruendo proveniente de los ventanales de cristal le hicieron dar un salto en su sitio.

Una serie de individuos con capuchas y vestimentas largas allanaron a su departamento a través de las ventanas rotas y en menos de un segundo lo sumieron en la oscuridad total.

Se puso en guardia de inmediato mientras le gritaba Deku que se despertara de una buena vez. Extrañamente, el peliverde no respondía.

Decidido a proteger a su hogar, y, principalmente, a su inquilino temporal, se plantó frente al sofá mientras contaba rápidamente cuantos intrusos había en su hogar. Bendito era el momento en el que se dedicó a pulir cada uno de sus sentidos.

Siete contra a uno. Estaba en clara desventaja numérica, pero tenía claro que él podría hacerse cargo de todos al mismo tiempo; al final, no era como que hubiese escalado a la cima a base de lidiar con pequeñeces. En algunas ocasiones, incluso, cuando se llevaba al límite, era completamente temerario, sus niveles de adrenalina y noradrenalina aumentaban y se volvía impulsivo, razón por la que procuraba nivelarse. Sin embargo, en ese momento actuaria de esa manera si eso aseguraba la integridad de su hogar, sus gatos y su acompañante.

Los siete intrusos formaron un medio círculo frente a él, sin pelear y sin descubrir sus rostros ocultos por una gran capucha. El comportamiento era completamente sectario.

Cuando el que parecía ser el líder habló, su sangre se heló.

La persona tenía una voz que parecía ser afectada por alguna tecnología que le daba un toque electrónico, pero eso no fue lo que realmente le dejó paralizado, sino fue lo que dijo. El sujeto había dicho que sabía todo de su pasado y todas las cosas que había hecho desde que fue atacado por el villano del lodo hasta hace unos minutos.
El tipo le enlisto, entonces, las cosas importantes, empezado por las veces que fue arrogante, humillante y déspota, y finalizando el pastel con la cereza de sacar a flote su pasado con Deku.

No hay 2 sin 3 || KatsuDekuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora