◆ 04 - Hogar temporal ◇

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—Adelante—dijo el pecoso una vez la puerta de su departamento fue abierta en su totalidad.

Katsuki recorrió el pequeño pasillo que daba entrada al hogar y se detuvo hasta estar en la sala. Una vez ahí, sonrió brevemente al observar los colores tan vivos y se giró a ver al pecoso después de pensar que no se podría imaginar el hogar del contrario siendo algo más serio.

—Tengo que estar fuera antes de la media noche, así que me apresuraré, mientras puedes tomar algo de la nevera si quieres—aviso antes de, literalmente, echarse a correr a su habitación.

Bakugou asintió aunque Midoriya ya no podía verlo y a paso discreto recorrió el pasillo que creyó que le llevaba a la cocina. En el camino grabó en su memoria el color amarillo de las paredes y las decoraciones llenas de vida.
Cuando, por suerte, llegó a su destino, se dedicó un momento a husmear un poco en la alacena -de donde tomó un par de galletas- y finalmente tomó té helado de la nevera.

Mientras que, a un par de habitaciones más, el de rizos verdosos se apresuraba a buscar la maleta más grande que tenía y a seleccionar la ropa que creía necesaria para dos semanas fuera de casa.
Mentiría si dijese que no se sentía atosigado al tener que abandonar su hogar en menos de dos horas, pero no podía hacer más que mascullar alguna palabrota y recolectar lo esencial.

—Hola, pequeñito, me temo que tendremos que tomar unas vacaciones obligadas—le dijo al hámster dorado cuando pasó a un lado de su jaula al buscar prendas limpias en el cajón de las playeras.

—¿Siempre le hablas así?

La repentina voz a sus espaldas le hizo dar un pequeño brinco en su sitio para luego girarse y encontrarse con la mirada curiosa del rubio; está vez no había burla en una pregunta que bien pudo tenerla.

—Lo hago.

—¿Por qué?—inquirió, dando un par de pasos al interior de la habitación—. ¡Hey, piensa rápido!

Una lata de té llegó volando a sus manos justo cuando comenzaba a pensar en que necesitaba algo de beber.

—¿Por qué no hacerlo?—devolvió—. ¿Cómo supiste que deseaba algo de beber?

—No te vi beber nada antes ni después de que nos dijeras acerca de tener que desalojar hoy mismo—aclaró, restando importancia a lo que el pecoso pudiera pensar al saber que le observaba—. Respecto a lo otro, no sé, es raro.

—¿Por qué habría de ser raro el hablarle así a mi mascota?

—Sólo lo es, ¿de acuerdo?—bufó luego de llegar a la conclusión de que no tenía respuesta para eso—. ¿Llevas todo lo necesario?

—Aún no—chilló, abandonando la bebida al costado de la jaula de Philip después de apenas haberle dado un trago—. Aún me falta empacar ropa para una semana completa, zapatos, objetos de aseo personal y algunas otras cosas de valor... ahora que lo pienso, tal vez también debería llevar la comida que aún queda en la alacena, ¿¡y qué hay de detergente y suavizante para ropa!?

El peliverde, bajo la mirada atenta del blondo, se llevó las manos a la cabeza sintiendo sus niveles de estrés aumentar tanto como la lista de cosas que comenzaba a aparecer en su cabeza. No se podía creer que realmente el coordinador del edificio lo echará a patadas en cuestión de unas horas, pero al menos le quedaba el consuelo de no ser el único al ver a sus vecinos corriendo de lado a lado con peores expresiones que la suya.

—Joder, no te vas a mudar, así que no pierdas la cabeza y lleva solo lo necesario.—Katsuki elevó la voz—. Si evita que te vuelvas loco, dame una maldita maleta y me encargaré de empacar la comida por ti.

No hay 2 sin 3 || KatsuDekuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora