Sehun Emperador del reino de Hiperbórea, centinela de viento, debe tener un heredero. Un hermoso doncel es presentado ante él, para convertirse en el consorte imperial y llevar su hijo en su vientre.
Una historia que inicia con un matrimonio arreg...
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El sol ilumina suavemente la habitación, JongIn después de siete días negándose a salir, aceptó reunirse de nuevo con el emperador para el desayuno, así que Baekhyun cepilla su cabello para mostrarse presentable ante su esposo. JongIn suspira aburrido; después de las cinco noches a lado del emperador, nada cambió entre ellos. Sólo fue coito y nada más, él se deprimió y permaneció siete días dentro de sus aposentos. Pero sabe que no podrá evitarlo toda la vida.
Algo afuera llama su atención y mira fijamente por la ventana. Dos caballos blancos cabalgan libres en el campo, recuerda cuando montaba junto a su padre y Jongdae, atravesaban todo el campo y se sentía tan bien, tan vivo.
— Puede pedirle a su majestad que le permita montar — la voz de Baekhyun lo saca de su ensoñación. No se había dado cuenta que se había perdido en sus pensamientos.
— No lo creo, él... dirá que no...— JongIn responde, sabe que su comunicación con Sehun es nula.
— Si no lo intenta, ¿Cómo lo sabrá? Es el consorte imperial, no es sólo un adorno en el palacio, tiene derechos...
— Derecho a los que sólo puede acceder si doy a luz al hijo del emperador... lo pensaré... pero igual puedo seguir escribiendo poesía...
— La poesía no es su pasión, ni la pintura, ni la lectura. No he visto que disfrute algo de ello... debería buscar otra cosa en la que pueda deleitarse.
— Lo que más amo hacer... no es propio del consorte... sólo debo seguir con las actividades que se me han impuesto...— JongIn trata de sonreír pero falla, no hay alegría en absoluto en su vida.
El desayuno se lleva a cabo como si nada hubiera sucedido, su ausencia no afectó en lo más mínimo. JongIn sabía que al emperador no le importaría su presencia.
Comen en silencio, Baekhyun quien está parado detrás de JongIn, empieza a carraspear un poco para que se anime a hablar, pero el moreno lo ignora. No cree que sea el momento, el emperador está disfrutando de su ensalada.
Un sirviente le retira el plato vacío y le pone uno con unos panes de ajo. Su aroma es exquisito, y otro recuerdo de su familia viene a su mente.
Su padre hornea pan de ajo en víspera de la luna de cosecha, Jongdae consigue vino y JongIn prepara su Beopgo, toca y baila para ellos. No hay nadamás que felicidad y alegría en su humilde hogar.
— ¿No va a comer más su alteza? — pregunta Sehun y JongIn, y el resto de los presentes, se sorprenden también. El emperador jamás había mostrado interés en lo que JongIn hace durante el desayuno.
— Si, si ... lo siento — toma un trozo de la hogaza de pan y se lo lleva a la boca, aunque su aroma y su sabor son deliciosos, para él no es mejor que el de su padre.
Baekhyun vuelve a carraspear, tratando de llamar su atención, en su inútil intento, logra captar la atención de alguien más.
— ¿Algo que tenga que decir, Baekhyun? — lo cuestiona el emperador.
