Sehun Emperador del reino de Hiperbórea, centinela de viento, debe tener un heredero. Un hermoso doncel es presentado ante él, para convertirse en el consorte imperial y llevar su hijo en su vientre.
Una historia que inicia con un matrimonio arreg...
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Tan pronto Sehun llega a la habitación de Ten, la sacerdotisa Winter ya está en el lugar. Sus ojos demuestran furia y tristeza. Mira fijamente a él y no duda en reclamarle.
- NO CUIDÓ BIEN DE ÉL, MI JOYA MAS PRECIADA... HA PERDIDO A SU HIJO- grita la mujer.
JongIn se detiene en seco al escuchar la noticia. Se siente tan mal. ¿Cómo Ten pudo perder a su bebé?
- ¡No tiene ningún derecho a hablarme así!- Sehun la reprende.
- Tengo todo el derecho, majestad... porque mi bailarín sagrado fue dañado bajo su cuidado... ¡Mark!- la mujer llama al sirviente- muestra al emperador las pruebas. He mandado ha hablar a los ministros, quiero justicia...
- ¿De qué está habando? - Sehun confundido cuestiona a la mujer.
Mark tiene en sus manos una taza de té. Winter señala el objeto.
- Fue envenenado... alguien le dió de beber ésto y acabó con la vida de el feto, y... ha dejado delicado a Ten. Quiero que encuentren al culpable y lo encierren.
JongIn siente que su alma abandona su cuerpo, ese es el té que él le dió, pero no sabía que provocara la muerte de alguien. Él no lo sabía.
- Si es así, investigaremos, pero no creo que haya sido alguien del palacio...- responde Sehun.
Sehun entra a la habitación para ver el estado del doncel, quien se mira pálido y desconsolado.
- Majestad...- susurra con su voz rota- han matado a nuestro hijo - llora el menor. Sehun sólo lo abraza para consolarlo, pero no sabe porque no se siente triste.
JongIn observa la escena desde afuera, no se atreve a mirar de cerca a Ten, se siente culpable, fue engañado por aquella mujer.
- Los guardias están aquí, su alteza- anuncia Winter- usted sabe porque, será mejor que enfrente su castigo.
- Yo no lo hice...- la voz de JongIn sale temblorosa.
- Entonces, que revisen su habitación.
- Nadie hará nada sin mi orden - interviene Sehun- no tiene porque venir a hacer su voluntad.
- Fue dañado mi bailarín, tengo todo el derecho, hay un contrato firmado majestad, ¿ya lo olvidó?
- Lo sé, pero su alteza no sería capaz de tal atrocidad- lo defiende Sehun.
- Entonces, no tiene nada que temer...
Sehun no sabe que hacer. Está molesto que estén culpando a su esposo, pero debe mostrarse como el emperador justo y objetivo. Los ministros llegan para complicar todo, y exigen que sea atrapado el culpable.
Sehun sin tener alternativa, ordena que registren cada habitación del palacio, los guardias se dispersan para revisar cada rincón. JongIn se siente mareado, algo no está bien, es como una cruel pesadilla.
