Capítulo VIII: Triste y desesperado I

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Jiang Cheng regresó al receso de las nubes y no con un mejor semblante del que se fue, pero aun así se sentía un poco más pacífico. El internado ya se iniciaba a llenar de estudiantes, era domingo por la tarde y eran muy pocos los que se quedaban los fines de semana como él, y los que se iban cada ocho días como A Sang, entonces ya sabiendo que WangJi estaría y era necesario terminar la conversación, se dirigió a ese lugar, ese lugar donde su amor había surgido y también se marchitaba.

Jiang Cheng no es optimista, nunca se ha considerado a si mismo de esa forma, sin embargo, quiere creer que todo se arreglara, entonces se dispone a golpear suavemente la puerta de Lan WangJi, no hay respuesta, pero un sonido extraño lo hace preocuparse y abre la puerta, es casi al instante que desea no haberlo hecho.

- Ah – El sonido lo desconcierta cuando ve la espalda del chico, la cola alta que abarca el cabello que llega un poco por debajo del cuello y las manos que tratan de cubrir la desnudez.

- Mm - Jiang Cheng cierra la boca y luego la ira - ¡¿Qué mierda?! – Su corazón se agita y sus pasos no se controlan.

-Jiang WanYin – Lo ojos dorados se muestran furiosos, mientras el cuerpo del intruso que antes cabalgaba cae en la cama y Jiang Cheng ni si quiera se preocupa por la aparente desnudez de Lan WangJi.

- ¿A esto te referías con cualquiera WangJi? – Jiang Cheng señala al joven que ya para entonces puede identificar como el nuevo estudiante. – Solo porque no te abrí las malditas piernas...

- ¡WanYin!, tú terminaste conmigo – Lan WangJi corta el argumento como un frio cuchillo.

Jiang Cheng quiere golpearse la cabeza y fingir que es un sueño, uno de esos que no es real, que no paso y solo imagino, pero no es así, lo sabe cuándo sus ojos se llenan de agua y los puños que se habían formado se deshacen.

-Cierto, ya no somos nada – Jiang Cheng recobra compostura y se va antes de que sus lágrimas fueran más que reales.

El camino de repente se volvió más borroso, más gris y los pasos de Jiang Cheng parecían no reconocerlo, se tambaleaba ante cualquier paso, entonces al fin cede, cae y su estómago se revuelve ante el jardín, vació hasta lo último que había comido, estaba agotado y asqueado, de nuevo y si era sincero ya no sabía cuál era el motivo concreto de esto.

-A Cheng – La voz de Nie Huaisang hizo que se levantara y se aferró al brazo de su amigo, quería seguir vomitando, pero su mareo se detenía.

- ¿Está bien? – otra voz suave se oyó y pudo sentir que alguien tocaba su espalda.

- Lo siento, Er ge, A Cheng me necesita – Huaisang acerca más a Jiang Cheng y lo agradece, ¿Cómo es que siempre se ve tan patético frente al otro? Oh claro, es que él es patético.

- ¿No deberías llevarlo al ala medica? – Pregunta el hermano de A Sang y Jiang Cheng niega acercándose más a Huaisang, de ese lugar venia, no exactamente, pero lastimosamente cerca.

-Está bien, Er ge, yo me encargo, ve a hablar con el maestro Lan - Indica y Jiang Cheng agradece en silencio.

-De acuerdo, cuídense – Jiang Cheng reconoce el tono de preocupación del joven y asiente mientras se esconde más en los brazos de Huaisang pese a que es más pequeño que él.

-Tranquilo, vamos – Jiang Cheng es guiado como un perro con collar, solo que en vez de collar lo guían con la mano y es sentado en la cama de Huaisang.

Jiang Cheng toma aire varias veces tratando de controlar sus sollozos y las arcadas, no es tan fácil, no cuando siente que ha perdido a alguien que pensó era lo único que tendría, el único que no se iría.

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