Capítulo XXI: Una noche

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-Lo único que anhelo probar es a ti – Sus ojos son tan brillantes y Jiang Cheng no quiere correr, no está asustado, no se tensa, aunque la caricia de Lan Huan desciende por su columna – Eres de lo único que no quiero cohibirme.

Jiang Cheng se inclina bajando las defensas que un construyo, mientras los besos de Lan Huan se vuelven más pasionales. Sus piernas se debilitan a la vez que toma un nuevo soporte, los muslos de Lan Huan se convierten en su silla mientras sus manos se enredan en los cortos cabellos de Lan Huan, y va siguiendo el movimiento, mientras su respiración se agita a medida que los besos continúan y cuesta atrapar el oxígeno.

-A Huan – Pide con un rubor rosa, mientras el añoro lo invade, no puede decir que no sabía lo que pasaría, no puede negarlo que una parte de él ansiaba ese momento, más al ver el sonrojo en Lan Huan – Vamos a tu habitación.

Lan Huan solo asiente mientras lo eleva y Jiang Cheng rodea la cintura del mayor con sus piernas, recargando su rostro en el hombre del mayor, hay una hilera completa de pensamientos que hace que quiera correr, pero hay una más larga que le impide moverse. Las manos de Lan Huan son suaves y cálidas mientras toma sus mulos con fuerza, hasta que finalmente siente una superficie suave al respaldo.

- ¿Estás seguro A Cheng? – Pregunta en un susurro demasiado cerca para sentir el aliento del mayor.

-Lo estoy – Asegura y mueve su mano tocando las mejillas de Lan Huan, pese a que su corazón está seguro, así como su cerebro de elegirlo, su cuerpo no parece estar en sintonía, pues es cuestión de segundos para que inicie a temblar.

-A Cheng – Lan Huan toma la mano temblorosa del joven y acerca sus nodillos besándolos suavemente – Me detendré, no te fuerces – Pide y Jiang Cheng niega.

-Solo estoy un poco asustado, pero no te detengas – Pide porque ahora puede identificar lo que siente y está seguro que no quiere alejarse de Lan Huan, no cuando sonríe de esa forma en la que le hace creer que todo está bien.

- No temas, no te hare daño – Lan Huan habla mientras besa la extensión del brazo de Jiang Cheng.

Las palabras de Lan Huan siempre traen aquel sentimiento endeble que hace más fácil asentir, es aún más fácil sentir como su piel reacciona a cada toque. La marea de emociones lo eleva y lo calma de forma más eficaz que la nicotina, su piel se siente ligera cuando la prenda que cubría a Lan Huan cae, su corazón parece querer alinearse con el del otro, mientras cada botón va desapareciendo de su propia camisa y finalmente aquello que trato de evitar fue expuesto.

-Te amo A Cheng - Asegura mientras la clavícula de Jiang Cheng es succionada ocasionando que el primer gemido escape de su boca, aquella cicatriz sigue en su cuerpo, pero Lan Huan parece no haberla vista, parece que aquella marca que abarcaba gran parte de su torso hubiese desaparecido y no está la inseguridad, no está el dolor o el miedo.

Solo está Lan Huan y sus largos dedos que lo recorren con la fragilidad de un delicado pétalo, su cuerpo esta desnudo, pero no es solo él, Lan Huan también está expuesto y entiende algo que antes no era capaz de ver, la razón del porque era importante la intimidad, mostrarse expuesto ante una persona que estaba dispuesta a devolver lo mismo en igual medida, su corazón no era el único en riesgo, lo sabe y lo confirma cuando toca el remarcado pectoral de Lan Huan, hay otro corazón igual de expuesto, uno hermoso y cálido, uno que debe proteger.

-También te amo A Huan – Sus caricias son más profundas, puede sentir en cada centímetro de su piel el afecto, aquella que es besada con tanta suavidad, que por momentos no se cree merecedor, pero solo quiere estar ahí.

No recuerda su primera vez y en las otras, la oscuridad, el dolor y la incomodidad fue protagonista. Ahora había una luz que iluminaba todo el cuerpo bien tonificado de Lan Huan, no había más que adoración en esos ojos ocre y sobre todo amor, ese sentimiento que siempre falto y anhelo, más nunca llego.

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