Capítulo 14

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Alexander

—¡Puaj! —Miles miró horrorizado el postre— ¡Son arándanos!

—¿Qué tiene de malo? —Miles sonrió de manera inocente y se alejó intentando ser disimulado, pero no le funcionó, lo conozco muy bien como para saber que no pondría algún tipo de problema al comer.

—Nada, pero...

—Son asquerosos —Milan lo defendió— Creo que mi hermano tiene razón.

—¿Ah, ¿sí? —me senté frente a ellos y junté mis manos esperando una respuesta que me lograra convencer para que no lo comieran.

—Si pa, además tiene pintitas... —se refirió al yogurt con frutas incluidas.

—Todo lo que está ahí se come chicos, nada de malas caras, no estamos para desperdiciar la comida ¿oyeron? —apretaron los labios—. Hay gente que no tiene que comer y ustedes tienen que agradecer que tienen un plato de comida en la mesa.

—Ya va a empezar —Miles volteó los ojos y me molestó su actitud.

—¿Disculpa, jovencito?

—Todos sabemos eso, Alex...—levanté una ceja y se detuvo—, papá.

—Entonces coman lo que tienen en ese plato.

—Es que... —Milan revolvió la comida—, se ve...

Mis dos hijos no muy convencidos tomaron la cuchara y yo me levanté a buscar un postre diferente al refrigerador, es mi favorito, cuando tenía su edad me volvía loco por comer un tazón de avena, plátano, yogurt y almendras, mi madre lo hacía todo el tiempo. Definitivamente no sacaron a mi lo selectivos que son con la comida.

—¿Es otro? ¿Qué es? Ay yo quiero —Miles dio unos pasos hacia mí.

—Un postre que sé que les gustará menos —dije con una sonrisa y negando con la cabeza—. Pero es rico, anímense a probar cosas nuevas chicos, les apuesto a que su postre está mucho más delicioso que el mío.

Le dieron un bocado y sus caras fueron de total sorpresa.

—Si... puede que esté pasable —reí al ver la cara del menor ya que mentía descaradamente, sabe que está bueno, pero no quiere admitir haberse equivocado.

—Exacto, es... ¡realmente bueno!

—Cállate Milan, di que está malo —Miles le pegó un codazo a su hermano y al mirarlo sonrió—Ups, me caí, pa.

—Si, que raro ¿no? Justo pegándole a tu hermano.

—Así de sorprendente es la vida —me contestó.

Miles

El postre saludable que trajo papá el día de ayer me sorprendió para ser sincero, jamás pensé que pudiera tener un buen sabor y no diría que se convirtió en uno de mis favoritos sino en uno que podría comer eventualmente.

Pero además de eso finalmente llegó el día de ir a clases... si, volver a la rutina de mierda y tener que levantarme temprano.

¿Qué hice para merecer esto? ¿Soy tan mal hijo?

Confieso que no me quiero levantar de la cama, que estoy fingiendo estar dormido para que papá piense bien las cosas y diga "oh, mi pobre hijo tiene tanto sueño, mejor lo envío a la escuela mañana" pero claramente eso es imposible. Lo primero que hace Alexander Campbell a las benditas seis de la mañana es venir con una olla como si estuviera jodidamente loco y una cuchara de palo haciendo ruido por el pasillo. Lo hace para fastidiarnos y lo está logrando.

Aventuras de un herederoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora