Milan
La suspensión por tres días no la saqué barata, claramente estoy castigado y eso lo tiene muy claro Alexander. Me dejó ordenando la casa junto a una señora que contrataron para la limpieza, es muy simpática la verdad, me contó acerca de sus nietos, anécdotas, lo bonito que era para ella salir a pasear en bicicleta con su esposo y nos reímos las tres horas que le dedicamos. Para mí no fue un castigo en lo absoluto, diría que hasta fue divertido.
Al correo electrónico me llegó una invitación para participar en un concurso de natación y como sabrán es uno de mis pasatiempos favoritos por lo que no tardé en ir donde estaba papá con la intención de conseguir su permiso.
—Pa —carraspeé y me miró.
—¿Si, hijo?
—¿Puedo pedirte algo? —asintió medio distraído en su celular—, bueno lo que pasa es que quería participar en un concurso de natación y...
—¿Un concurso? —elevó las cejas—, lo siento Milan, creo que olvidas que cierto jovencito está castigado.
—Pero...
—No Milan, con el dolor de mi corazón te voy a negar esto. El castigo no es solo una palabra, vas a cumplir esos tres días de suspensión sin diversión —contestó y mi mundo se vino abajo.
—No se vale...
—Tengo que hacer una llamada ¿mhm? Espérame un momento —tomó el teléfono y marcó un número.
—¡No es justo! —le grité—, ¡Todos mis amigos van a asistir, no puedes dejarme aquí!
—Si puedo jovencito, soy tu padre y aquí hay reglas las cuales vas a respetar ¿quedó claro? —arrugó las cejas.
—¡Por favor! —lloriqueé—, déjame sin celular una semana o sin televisión. Puedo soportarlo, pero el concurso...
—Es lo que más te gusta, lo sé. Habrá otros concursos después, mi respuesta sigue siendo la misma y no va a cambiar.
—¡Eres malo! —me enfadé.
—Milan, basta. Tengo reuniones importantes que debo tomar desde casa hoy, por favor guarda silencio y hablamos después ¿bueno? —apreté los labios y muy impulsivamente tomé las hojas que tenía en el escritorio listo para lanzarlas.
—Hey, lo haces jovencito y te irá mal —elevó la voz—. A tu cuarto. Ya.
De impotencia dejé todo y corrí hacia la puerta principal aguantándome las ganas de llorar. Los guardias me miraron y no me dijeron nada porque saben que papá está en casa, además no dejó ninguna orden clara la cual seguir así que básicamente "estoy libre".
Abrí la puerta principal tranquilamente, como si fuera a salir a comprar algo y caminé hasta la esquina para luego comenzar a correr como si mi vida dependiera de ello. Sin parar. No sé cómo demonios pude avanzar tanto, pero necesitaba desahogarme, aunque fuera trotando.
Comprendo que no avisé, desobedecí a papá porque no me fui a mi cuarto, sin embargo, tengo mis razones, dudo que note mi ausencia con lo ocupado que está, a menos que los guardias se lo comuniquen. Solo necesito estar solo un par de horas y ya.
Miles
El colegio es una mierda sin mi hermano acá, antes lo podía ver en los recreos e incluso pasear por el sector, como no lo tengo cerca se me hace extraño. Hoy me quedé con el equipo de baloncesto y nuevamente se me olvidó almorzar, lo malo de esto es que no asistí al comedor y eso significa que la escuela tiene el completo control de comunicárselo a mi apoderado por correo. Quise ir a excusarme, sin embargo no encontré a nadie y joder, eso me va a garantizar un buen regaño a la salida si es que papá mira su bandeja de entrada. Ojalá esté muy ocupado y no se dé cuenta de esto.
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Aventuras de un heredero
FanfictionMiles Campbell Jones, uno de los chicos más reconocidos de toda Europa por ser hijo de un joven empresario exitoso como lo es Alexander Campbell. Él clasifica su vida como aburrida, no tiene diversiones como los chicos de su edad quienes a su visió...