•❀•|CAPITULO 33 - NO PUEDE SER VERDAD|•❀•

172 19 1
                                    

Norman no sabía ni que responder, nadie más que Emma y sus hermanos junto al rey eran consientes del problema, eran concientes de que muchos más lo tenían en mente, aún así no se podía comprobar nada, solo ellos sabían la verdad.

—Ellos no son un problema, puedo encargarme de ellos fácilmente.

—¿De verdad?— Norman miro a Emma, era obvio que no confiaba para nada en el.

—¿Que más quieres que haga?

—Quiero que me ayudes, esto nos beneficia a ambos.

—No, en estás circunstancias solo te beneficia a ti y a tu hermano.

—Junto a los demás príncipes y princesas que pasan por está situación, al igual que la gente de los pueblos que sigue con el mismo miedo de ser quien de verdad son por esas estúpidas leyes— Emma se levantó del suelo viendo a Norman desde arriba —Hagamos la prueba.

—¡Pero...!

—¡No sabrás la verdad a no ser que este comprobado!— Norman se tiró por completo al suelo dejando recargada su cabeza en el.

—Tengo miedo... ¿Que haré si es verdad?

—Lo que debiste de haber hecho desde el momento en el que lo nombraste tu ahijado— Emma tocó la cabeza de Norman para que la levantar y la viera a los ojos —Decirle la verdad.

—El va a odiarme.

—Tal vez, pero si todo sale negativo ¿No es una ventaja?— Emma estiró su mano hacia Norman levantando lo del suelo —Aun así mientras el rey este vivo, es obvio que se tiene que seguir la tradición y no te permitirán tener la corona sin antes haberte casado y justo después de volverte rey podrás quitar esa estúpida ley, al igual que yo.

Ambos se vieron decididos, habían tenido esa plática desde que tenían quince años, pero al Norman ser el último de los herederos no creyó que el fuera a ascender al trono, aún así se sabía que con ella era con la única que podría funcionar su plan.

—Entonces está hecho— Norman suspiro, haré la prueba y después de eso... ¿Que si sale positivo? ¿No puedo...?

—¡Ni lo pienses!— Emma tomo la muñeca de Norman —No puedes seguir mintiendo así como así.

—Lo dices tan fácil, es por qué no estás en mi posición.

—No, no lo estoy y lamento no poder tener empatía contigo, pero también lamento que seas tan egoísta cómo para querer seguirle mintiendo a quien dices que es el amor de tu vida.

—¡Es el amor de mi vida! ¡Pero si esto llega a pasar es obvio que me odiara!

Norman se dio la vuelta dándole la espalda a Emma.

—Vamos, se que después de eso ambos podrán buscar una solución.

—¡¿Que solución?! ¡¿Cuál podría ser?! ¿¡Como le explicó que el se a estado acostando con...?! ¡Mierda!

—Te estás apresurando, mejor haz la prueba y checa todos los archivos, recuerda que esa vez logramos encontrar algo. Tal vez lo de aquel archivo sea verdad— Norman miro a Emma recordando aquella vez que ambos buscaban entre los documentos privados del rey, Gilda y Ray siempre jugaban en otra habitación mientras ellos se escondían ahí para no levantar sospechas.

—Si ese es el caso entonces podré casarme con el— Norman sonrió mirando a Emma —En ese caso, entonces...

—Tu y yo debemos contraer matrimonio.

ו ❀ ♡ • ♡ ❀ •×

Justo en el cuarto de Norman, Gilda Anna, Nat y Ray hablaban, hacia mucho que todos ellos no se reunían.

Todo eran risas escuchando las incoherencias de Nat y las anécdotas de Gilda en el tiempo fuera del castillo y aunque Ray se reía y decía prestar atención su mente estaba en otro lado.

•—¿No te intriga lo que ambos estén hablando?•

«¿Quieres callarte? Estoy pasando un buen momento con mis amigos»

•—¿Amigos? ¿O futura servidumbre? Solo te recuerdo que la única amenaza mayor para tu plan está en este momento junto a tu queridísimo majestad•

Ray miraba la puerta esperando con ansias a qué Norman o Emma entraran por ahí para poder preguntar sobre su plática, aún así sabia que no le dirían la verdad, pero de una u otra forma debía averiguar algo.

•—¿Por qué esperar? Tienes la cosa mas preciada de esa tonta princesa justo frente a ti•

Ray se le quedó mirando a Gilda detenidamente.

•—Solo debes de...•

—¿Ocurre algo, Ray?— Ray inconscientemente había alzado su brazo tocando el hombro de Gilda, ella solo sonreía.

—Es solo que...

•—¡Hazlo!•

—Te extrañe demasiado— Gilda sonrió aún mas llendo hasta Ray abrazándolo.

—Tambien te extrañe demasiado, a todos a decir verdad. Me alegra mucho poder pasar tiempo con ustedes así como antes.

—¿Que tal si hacemos lo mismo que siempre hacíamos cuando ellos dos se iban a estudiar?— Nat se levantó tomando la mano de Anna —¿No sería divertido?

—¡Seria increíble!— Gilda se levantó —Pero, no me gustaría si Ray no pudiese ir...

—Tranquila, me siento increíble— Ray se levantó de la cama, no se sentía cansado ni mareado, el hecho de que siguiera en cama solo era por las exigencias de Norman —Andando, hagamos maldades como hace años.

Todos sonrieron y salieron del cuarto para empezar a correr, Ray se sentía muy feliz y lleno de energías, aunque fuera el mayor del grupo aún se sentía como un niño a un lado de ellos.

Corrieron y corrieron por todo el palacio haciendo de las suyas, causando minúsculos o grandes problemas a otras personas y su próximo blanco ahora era el mayor de los príncipes.

Todos se asomaban desde una de las esquinas del pasillo, veían a James quien iba saliendo de su habitación.

—Ahora— susurro Anna y Nat lanzo un globo con agua hacia James empapandolo todo.

—¡¿Que rayos?!

Todos empezaron a correr rápido para alejarse, Ray se sentía muy feliz junto a ellos, abrió los ojos después de tanto reir viendo que había dado una vuelta equivocada perdiendo de visita a los demás.

Empezó a caminar lentamente hasta que llegó al estudio de Norman, pasar a ese cuarto paso por su mente, pero solo negó siguiendo con su paso.

—Tu y yo debemos contraer matrimonio.

Al escuchar eso Ray sintió un gran golpe en su cuerpo, se sentía mareado y aturdido. ¿Casarse? ¿Ellos dos iban a casarse? ¿Que había de Gilda y el? ¿Acaso se habían olvidado de ellos?

Ray siguió caminando mientras se tambaleaba, no prestaba atención a nada, había sido una gran sorpresa el escuchar eso.

—Esto no puede ser verdad.

—¡Cuidado, Ray!

DERROCANDO AL REY | TPN •NORRAY•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora