•❀•|CAPITULO 31 - HEMOS LLEGADO|•❀•

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Norman miraba atentamente hacia Anna, sabía perfectamente a qué de referían.

—¿Tu se lo dijiste?— Anna solo bajo la cabeza —¡¿Tu le dijiste sobre el matrimonio?!

—¡Norman!— Norman le había gritado muy fuerte a Anna, Nat se puso al frente de ella para defenderla —Anna no sabe nada sobre lo que estás hablando.

—¡Claro que lo se!— menciono Anna mirando a Norman —Pero no seré yo la que se lo diga a Ray, yo no me meteré en este tema.

—¿Cómo lo...?

—¿Que como lo se? Lo escuche por accidente ayer, no iba a decir nada pero por tu reacción parece que alguien le aviso a Ray. Solo te digo que cuando volví después de enterarme Peter y James estaban frente a tu cuarto.

—Esos bastardos...— Norman tomo su cara pensando, ¿Cómo era que sus hermanos se habían enterado de eso? ¿Por qué Ray les haría caso? —Les pedí que lo cuidarán.

—No podemos estar 24 horas a su lado, el también debe de tener tiempo para el y sinceramente el ya se está cansando de permanecer ahí todo el tiempo— Anna paso al frente quedando frente a Norman —El pronto se levantara y saldrá de ahí ¿Que pasara cuando ese día llegué? Los rumores sobre tu charla con el consejo volarán ¿Que harás?

Norman solo se quedó cayado, estaba tan cansado y fastidiado.

—Orden algo para que el pueda comer, vayan y háganle compañia— Norman se dio la vuelta dándoles la espalda —Perdón por gritarles, no es su culpa.

Anna solo suspiro dando vuelta tomando la mano de Nat.

—Vamonos.

Ambos salieron dejando a Norman completamente solo en su estudio, estaba tan cansado y lleno de rabia

—Si voy a casarme solo será con el... Pero...— Norman se quedó sentando recostando su cabeza en la mesa que había al frente —Mierda...

Mientras Norman se lamentaba en su estudio, Ray permanecía recostado en la cama viendo un libro, ahora todos los libros estaban acomodados.

—Espero que no haya leído nada de lo que anoté.

•—Como si pudiera•

Ray río por un momento tomando los libros volviendo a dejar todo un desastre.

Se recostó en la cama viendo todos, aún estaba cansado pero ya quería levantarse y poder salir de ahí, además de que el hecho de la noticia del matrimonio de Norman lo tenía preocupado.

—Si no es conmigo... ¿Acaso el se casaría con ella?

Justo en la entrada del reino, una de las grandes puertas estaba siendo abierta, un gran carruaje llegaba estacionando se justo al frente de la puerta principal del palacio. Estaba lleno de decoraciones naranjas y rosadas, era el carruaje de una de las princesas mas queridas de ese reino, uno que no se veía desde hace varios años.

—Hemos llegado, mi señora.

La primera en asomarse fue una chica de ojos y cabello color verdes, que portaba un vestido blanco con decoraciones rosas nada fuera de lo común para una dama de compañía, y justo detrás de ella salió una chica de ojos verdes y cabello anaranjado portando un vestido del mismo color con los hombros caídos y decoraciones rojas en la cintura y pecho.

Bajo con ayuda de sus acompañantes mientras la chica de cabello verde permanecían a su lado sin despegarse.

—Me llegó el rumor de que alguien importante de aquí estaba mal— su sonrisa era encantadora y deslumbraba por todo el lugar —Es una visita repentina, pero espero ser bienvenida.

—Princesa Goldy, para nosotros es un honor el hecho de que esté aquí— los ayudantes del palacio estaban al frente y era Michelle la que estaba al frente presenciando la llegada de la princesa —Lamentamos mucho la ausencia de los príncipes y del rey, fue una visita repentina y cómo verá...

Una mano fue alzada y Michelle callo. 

—No es necesario sus disculpas, estoy al tanto de lo que ha estado pasando así que no es necesario, solo necesito entrar y descansar antes de hacer mis labores a los que vine, si no es molestia, ¿Podrían dirigirme a mi y a mi dama de compañía a nuestra habitación?

Ambas comenzaron a caminar, su equipaje era poco así que anunciaba una vista prematura.

—¿Cuánto tiempo piensa quedarse aquí mi señora?

—Lo suficiente para golpear la cara de Norman con mis propias manos.

Por los finos pasillos todos las admiraban, era hermosas y tenía mucho tiempo que su precensia en el palacio no se hacia presente.

Habían pasado años desde que había habido una visita de un reino vecino y el hecho de que ambas estuvieran ahí solo significaba una cosa para aquellas personas que ya habían escuchado los rumores sobre el matrimonio de Norman.

Todas las damas del lugar hacían reverencia al verlas.

—¿Emma?, ¿Gilda?— pero una de las chicas de ahí al verlas no dudo en dejar las formalidades y por error menciono en voz alta el nombre de ambas chicas.

Todos quedaron congelados al escucharla, no estaba permitido perder la formalidad ni el respeto con ninguno de los príncipes o mandatarios del lugar, menos con los visitantes de otros reinos.

—¿Así tratas a tus señores? ¿En dónde están tus modales?— Anna iba a bajar la cabeza, pero al ser ahora la ahijada de Norman no podía hacerlo, debía de demostrar su valor —¿Así serán las cosas? Muy bien, ven conmigo.

Emma siguió caminando, Gilda iba a su lado y Anna solo espero unos cuantos pasos para seguirlas. Iba detrás de ellas sin despegarle la mirada de encima y solo Gilda volteaba de vez en cuando vigilando a Anna para que no escapara, cosa que Anna no tenía pensado hacer.

El paso siguió hasta que las tres terminaron en la habitación donde se iban a hospedar en ese corto tiempo que estuvieran en el palacio.

—Gracias por escoltarnos, yo misma me encargaré de que está imprudente aprenda la lección.

—Pero, mi señora— los guardias conocían a Anna y con el puesto que tenía ahora no era bueno que nadie se metiera con ella.

—Dije gracias.

—Ya escucharon, a retirarnos— Michelle estaba el frente de todos. Fue la primera en abrir la puerta mirando a Anna sonriéndole antes de salir.

Emma se mantenía firme y mientras todo quedaba en silencio, Anna solo esperaba con la cara arriba viendo hacia Emma. El ruido de los pasos se escuchaba cada vez más lejos, fue entonces que Anna suspiro.

DERROCANDO AL REY | TPN •NORRAY•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora