Pasaron dos meses y medio desde que Nuriel fue a buscar al Shaishu desconocido, y todavía no volvía. Yaika comenzó a sospechar que la chica ignoró su advertencia y no se mantuvo al margen. Además, la última vez que sintió el Jy del Shaishu fue hace como dos meses y medio también, y ese fue el último pico máximo energía. Desde ahí, bajó hasta volver a ser imperceptible.
El Jy estaba muy lejos de su ubicación, y desde tal distancia no podía sentirlo bien, por más poderoso que fuera. Y quién sabe, puede que acercarse sea inútil. Tal vez el Shaishu ya sabía ocultar su Jy. Y sentir el Jy de Nuriel era imposible también por lo lejos que se encontraba.
A lo mejor era buena idea enviar a alguien para que averiguara qué fue lo que pasó, pero no había nadie en la base —sin contar a Wilson—. Si fuera por él, se dirigiría al lugar. Pero no podía dejar la guarida sola. Todos los otros miembros estaban ocupados. Yaika sabía lo vital que era su papel en la organización. Era un sensor excepcional y tenía experiencia médica, que se complementaban muy bien con su poder para controlar la vegetación. Debía permanecer en la guarida por si acaso.
Wilson estaba ahí, pero claro, no lo consideraba tan útil que digamos. Para Yaika, el chico cumpliría el papel de otro cazador de Shaishus más en el grupo... Es más, lo consideraba carne de cañón, al ser el más débil de todos.
Aunque luego de sentir a un Shaishu a lo lejos, Yaika pensó que ya era hora de que Wilson tuviera su primera caza a solas.
El Shaishu era un Arijy, que son el rango más bajo entre ellos. Era la oportunidad perfecta para que Wilson pusiera en práctica todo lo que aprendió cazando junto a Nuriel.
El hombre le encargó la misión al chico. En un principio, Wilson dudó de si sería capaz o no de tener éxito, pero finalmente terminó aceptando.
—Mira, ya sabes detectar el Jy y cómo es que se siente el de un Arijy. —Le dijo Yaika—. Así que será pan comido. No te diré mucho porque luego de haber cazado con Nuriel estoy seguro que ya sabes qué hacer.
—Entendido. Y... ¿Dónde está?
—Por la distancia y la dirección, me atrevería a decir que es en algún lugar de América del Norte. Lastimosamente también está muy lejos, así que no puedo calcular nada bien.
—Entonces debería ir a Estados Unidos para comenzar mi búsqueda ahí.
—Perfecto, veo que usas la cabeza. Ahora, márchate y no hagas alguna tontería.
Wilson asintió y luego se preparó para salir.
Pasó un mes y medio más, y Yaika volvió a sentir a un Shaishu. Para su fortuna, ya había alguien disponible para ir a cazarlo, así que no tendría que esperar tanto.
Katsui Takayama era un hombre de un poco más de treinta años; claramente, japonés. También era un mercenario, y la mayor parte de su vida trabajó para la mafia japonesa. Pero nunca perteneció oficialmente a ningún clan. Solo ofrecía sus servicios de vez en cuando. Era conocido como "Hijo de Fūjin", debido a su capacidad de controlar el viento. Y para terminar de describirlo, y no por eso menos importante; actualmente tenía el pelo teñido de blanco.
Yaika se acercó a Katsui, el cual andaba almorzando, y le dijo que fuera por este nuevo Shaishu.
—¿Acaso nunca comes? Al menos déjame terminar. —Se quejó Katsui, con la boca llena.
—Claro que lo hago. Pero es que paso mucho tiempo concentrando en buscar más Shaishus. Solo por eso no me has visto comer... Y tampoco es que tenga que hacerlo enfrente tuyo obligatoriamente.
—Pues en estos últimos meses anduviste más "concentrado" de lo normal. Déjame adivinar: Es por Nuriel.
En realidad no era por eso. Yaika también tenía sus motivos para estar en Astrid buscando a los Shaishus. Un motivo que solo Makarov conocía. Por esto es que Yaika prefirió fingir que esto se trataba de Nuriel.
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Poder Shaishu: La Cacería de Astrid. ©
FantasyBastian, un chico que será testigo de unos extraños acontecimientos, terminará dándose cuenta del abrumador poder que lleva en su interior. Y no tardará en descubrir que no es el único de su clase. Un día, una extraña mujer aparece y ataca a Bastian...