27. La Caída de Nápoles. Primera Parte.

8 0 0
                                    

Nápoles, Italia. Horas antes del desastre.

Eran las tres de la tarde, y los habitantes de la ciudad se concentraban en este día aparentemente normal, no conscientes de lo que se avecinaba; un hecho que marcaría la historia, y no solo de la nación...

Learlly llegó al sitio atraído por el Jy del Shaishu al que se le asignó cazar. El hombre aterrizó sobre un edificio ubicado a los bordes de la ciudad, donde permaneció durante unos minutos para apreciar las hermosas vistas que Nápoles ofrecía.

—Bueno, aquí estamos... —Se dijo Learlly—. El chico debe estar por aquí. Lo malo es que está en medio de toda esta gente.

El joven cazador pensó en cómo hacer para apartar al Shaishu de la ciudad y así poder luchar contra él libremente. Después de todo, Learlly no solo buscaba cazarlo, sino también enfrentarse a alguien poderoso. Esperaba que fuera alguien lo suficientemente fuerte como para satisfacer su pasión.

Esto sería sencillo. Solo debía hacer enojar al Shaishu para llamar su atención y así lograr que fuera tras él. Una vez que estén lejos, el resto sería pan comido.

Learlly no había roto en ningún momento la regla de Astrid que buscaba involucrar a la menor cantidad de inocentes. Pero no lo había hecho por obediente, sino porque esta regla ya la tenía en su vida diaria desde antes. Si no fuera por ello, le valdría un pepino lo que Astrid le dijera. Learlly nunca había matado a gente inocente, y todas las personas que llegaron a morir por su mano fueron, desde su punto de vista, malas o que tenían poderes. Pero a él no le molestaba la idea de golpear a un par de sujetos para hacer enojar a un Shaishu, obligándolo a que lo siguiera, y de paso así experimentar el posible mayor combate de su vida.

Aunque, claro... Hasta ahora no todos los miembros de Astrid habían cumplido con la regla fielmente. Nuriel, por ejemplo, mató a Lizza tan solo para ver qué Shaishu era Bastian y luego derrotarlo para que los demás de Astrid dejaran de subestimarla. Pero bueno, ya sabemos cómo acabó.

Ya teniendo en mente lo que iba a hacer, Learlly bajó a las calles de Nápoles sin que nadie lo viera y caminó tranquilamente entre la gente, buscando a su Shaishu.

Cerca del centro de la ciudad vivía Dylan, de dieciséis años, pelirrojo, que compartía hogar solamente con su padre y madre, pues era hijo único.

Al ser su apellido Flammstein, Dylan era un Shinujy, el Sexto Shaishu y el tercero más fuerte luego del Foujy y el Enijy.

Claramente, sus padres no tenían idea de lo que él era. Y si se hubieran enterado, seguramente lo rechazarían... O no. Uno nunca sabe.

El despertar de Dylan como Shinujy fue algo... Peculiar. No es que haya experimentado algún evento desafortunado. Los Guardianes despiertan cuando atraviesan un momento emocional muy fuerte. Pero, ¿quién dijo que debían ser siempre situaciones malas?

Dylan estuvo confundido acerca de lo que él era durante estos últimos años, lo cual no es extraño debido a que estaba atravesando la adolescencia. Sus gustos obviamente no eran los que él se esperaba, y a pesar de que en la actualidad la sociedad es más abierta a todo esto, no significa que uno no se puede sentir confundido acerca de lo que le pasa; principalmente si se trata de adolescentes... Todos sabemos cómo es esta etapa.

Todo ese mejunje de ideas y sentimientos llegó a su fin hace cuatro meses, cuando el aceptarse a sí mismo trajo paz y alivio al alma de Dylan... Y bueno, también llegó el despertar Shaishu de regalo.

Esto es tener suerte, y lo digo porque la mayoría de Shaishus que hemos conocido hasta ahora pasaron un jodido infierno para despertar. Supongo que alguien debía venir a romper esa racha, ¿no? La vida es así, y no todos van a pasar por lo mismo, así que bien por Dylan.

Poder Shaishu: La Cacería de Astrid. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora