03. Noche de Torneo.

32 1 0
                                    

Pasaron tres semanas desde lo que ocurrió con la extraña criatura, lobo, o como quieran decirle. Era Martes, y le tocaba a Matías ir a la universidad. Entraba por la tarde, desde las 18:00 hasta las 22:00.

Como la sede de la universidad quedaba en la capital del país, era obvio que las clases de Matías no se suspendieron por lo que había pasado en su ciudad. Pero claro, debido a su horario de clases y a los problemas que habían en la zona, se vio obligado a pedir permiso para faltar. Ya luego se pondría al día. La gente de la universidad lo entendió debido a que la noticia de los hechos recorrió el país —de manera muy tergiversada, claro. La información dada por las autoridades era, o mínima, o falsa—.

Matías llegó a la capital, entró al edificio de la uni y posteriormente a la clase que le correspondía ese día. Sus compañeros hicieron el esfuerzo y no le preguntaron nada acerca de lo que pasó. El chico se llevaba bien con la mayoría de los que estaban en el mismo año que su carrera. Justo por ese detalle, al ser amigo de todos, prefirieron evitar cualquier cosa que tenga que ver con el tema.

Por cierto, a este punto de la historia, Matías ya tenía veinte años, estando en su primer año de la universidad. Y les recuerdo que estudiaba para ser meteorólogo...

¿Que si es importante este último dato? Lo dudo.

Ese día fue totalmente normal. Lo único que podemos resaltar es el hecho de que se anunció la fecha en la que se llevaría a cabo un torneo de carreras, que será una competencia de futsal y handball. Cada año de cada carrera formaban equipos para competir con otros.

Es más que obvio que todo este torneo no tiene nada que ver con algo educativo, más que nada era para que la universidad recaudara dinero. Y también para que los alumnos se divirtieran un rato.

El torneo sería dentro de una semana, un sábado.

¿Si esto me emociona? No. No me gustan los deportes. Al menos no los del torneo. En fin... Tampoco es que importara mi opinión como Narrador.

Durante todo este tiempo tras el incidente del "lobo", y hasta el momento en el que nos encontramos ahora, Michael, para variar, había estado actuando de manera extraña. En ciertas ocasiones, despertaba en medio de la noche para caminar sin rumbo por toda la casa, y cuando alguno de los demás miembros de la familia lo encontraba haciendo esto y se acercaban a él, era como si el niño estuviera siendo sonámbulo. Otras veces hablaba solo o afirmaba ver cosas que hasta ese entonces nadie podía explicar. Sombras, personas, y a veces animales de extrañas características, eran unas de las tantas cosas que Michael afirmaba ver.

A los padres no les pareció extraño, pues decían que a su edad era normal que estas cosas le sucedieran, refiriéndose al hecho de que uno puede llegar a tener demasiada imaginación cuando es niño.

Que esto le sucediera a Michael tal vez ya no era tan extraño, pero la cosa cambiaba si es que le pasaba lo mismo a Bastian. Aunque nadie lo sabía más que él... Ni siquiera se lo mencionó a Gustavo. Me refiero específicamente a esas voces dentro de su cabeza. Oía susurros extraños, que a veces lo confundían debido a que no sabía de donde provenían. Cuando comenzó a escuchar dichas voces en el colegio y otros lugares con mucha gente, pues no le dio importancia ya que podía haberse tratado de cualquier persona aleatoria que se encontrara por ahí. Pero no había manera de explicar los susurros o voces apagadas que solía escuchar cuando se acostaba a dormir o cuando estaba por  despertar.

Todo esto podía tratarse solo de ilusiones auditivas creadas por su mente, esos segundos antes de caer profundamente dormido o aquellos en los que estamos a punto de despertar, donde nuestra subconsciente crea imágenes o nos hace sentir o escuchar cosas. Ya saben, esos pre y post-sueños cortitos.

Poder Shaishu: La Cacería de Astrid. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora