Learlly hizo su máximo esfuerzo en intentar detener a Dylan antes de que este causara más muerte. Y a pesar de que él estaba atemorizado por el poder abrumador que poseía el Shinujy, no dudó ni un segundo en hacerle frente. Cayó, se levantó y volvió a caer para levantarse de vuelta. Tal vez no logró impedir que murieran miles, pero al menos pudo evitar la destrucción total de Nápoles. Aun así, casi el sesenta por ciento de la ciudad estaba hecha escombros.
Las personas que no lograban salir de la zona de peligro morían a causa del excesivo calor, producto de la lava que se comenzaba a esparcir por la zona. Otros, quedaban atrapados dentro de los edificios, muriendo quemados o porque algún escombro les caía encima. Los policías que perdieron la vida intentando detener a Dylan en un principio, serán recordados seguramente por su valentía.
Las autoridades de Italia no entendían lo que sucedía y toda la población estaba armando un escándalo. Tuvieron que ser enviadas las fuerzas militares al sitio, las cuales enfrentaron a Dylan durante toda la tarde y noche de aquél día, mientras Learlly estaba inconsciente y herido bajo ese bloque de apartamentos que se habían convertido en nada más que polvo y escombros.
Lo que también dejó en duda a todos acerca de lo que ocurrió, fue que el monte Vesubio, un volcán ubicado a unos nueve kilómetros de Nápoles, hubiera hecho erupción sin previo aviso. Resultaba ser que el inmenso poder del Shinujy y su relación con el magma y los volcanes habían hecho que todo se saliera de control.
La plaza y basílica de San Pedro en el Vaticano no pudieron evitar ser inundadas con una multitud de fieles con el único propósito de levantar sus plegarias a aquél Dios al cual ellos adoraban. Incluso los altos mandos del Vaticano, incluyendo al papa, ser vieron obligados a participar en aquella especie de misa conjunta donde rogarían a su ser supremo para que los librara de la desgracia, que protegiera a los vivos para que lograsen salir y que consolara a los que habían perdido a sus seres queridos; que diera fuerzas a los que se encontraban luchando en aquella ciudad, y que recibiera en el cielo a los inocentes que habían perdido la vida en aquel infierno.
Las oraciones, en vano fueron. La fe era inútil. Ya caía la noche y el Shinujy seguía destruyendo todo lo que veía, y solamente Learlly era el que tenía las posibilidades de detener al Guardián, al estar presente en el lugar. Sin que él ni nadie lo supieran, la esperanza de todos estaba sobre los hombros de Learlly. Y cuando al fin logró parar a Dylan lanzándole esa bomba de Jy, el integrante de Astrid se dispuso a llevarse al Shinujy de una vez. Lastimosamente para él, se encontraba demasiado débil, por lo que cayó desmayado; no sin antes haber visto a alguien llevarse a Dylan. Learlly no lo sabía, pero aquél muchacho era Antonio.
Este último se alejó lo más que pudo de Learlly, cargando a Dylan en su espalda. Al encontrar un edificio seguro a las afueras de la ciudad, no dudó en entrar para refugiarse ahí. Acto seguido, recostó a Dylan en el suelo, justo al lado de una ventana. El rostro de Dylan estaba destrozado, pero aun así comenzaba a sanarse poco a poco. Iba vivir, pero tardaría en sanar. Si hubiera recibido otro ataque en ese estado sería su fin.
Antonio se tomó la libertad de esperar a que el muchacho que había rescatado recuperara la consciencia.
—Ese sujeto seguramente era del mismo grupo que Richard —comentó Antonio, hablando con su Shaishu.
—Sí... Y a juzgar por el caos, es un usuario de la Técnica Magma —agregó el Cujy—. O también pudo haber sido obra de este chico de aquí, después de todo, es un Shinujy.
—No sabemos qué fue lo que pasó. En las noticias no se pudo ver mucho de lo que pasó además de esa figura borrosa que parecía estar en estado energético. Claramente se trataba de este chico, pero no podemos juzgarlo así nada más. Además, si el sujeto ese realmente es compañero de Richard, es obvio que no le habrá importado hacer todo este desastre. Recuerda lo que pasó aquella vez...
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Poder Shaishu: La Cacería de Astrid. ©
FantasíaBastian, un chico que será testigo de unos extraños acontecimientos, terminará dándose cuenta del abrumador poder que lleva en su interior. Y no tardará en descubrir que no es el único de su clase. Un día, una extraña mujer aparece y ataca a Bastian...