Capítulo 19

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Asier sólo pudo ver cómo su bebé caía y aunque trató de detener su caída no logró atraparlo a tiempo. Hace sólo unos momentos su bebé estaba acostado en su suave cama y ahora él estaba en el frío piso de mármol, llorando con fuerza, y él sólo se quedó ahí, congelado, como si sus piernas lo hubieran traicionado y no respondieran a sus órdenes.

Ver a Asher ahí, llorando, le trajo desagradables recuerdos de cuando él aún era un niño indefenso que lloraba ante los gritos y golpes, sin que nadie viniera a consolarlo, y esos recuerdos hicieron que su pecho se llenará de una mezcla de culpa e impotencia. Él...

Asier apretó los puños, obligando a sus piernas a responder. Ya no era un niño indefenso, era un padre, el padre de ese niño que lloraba y, aún con el sentimiento de miedo e impotencia, Asier se apresuró a tomar a Asher en brazos mientras sus brazos temblaban.

Pese a que la expresión de Asier Dresde estaba tan calmada como siempre, él estaba muy asustado, sus ojos verdes llenos de ansiedad y miedo y el temblor en sus brazos lo delataban. No sabía qué hacer, por primera vez en muchos años su mente se quedó en blanco.

—Asher...— Lo llamó, viendo como el bebé lloraba con fuerza, y por un momento Asier tuvo ganas de ponerse a llorar con él.

Por su parte, Asher seguía llorando con toda la fuerza que sus pulmones le permitían. Le dolía, todo el cuerpo le dolía, los golpes que Liz le dio sumado a la caída le causaron un dolor casi insoportable y el temblor de las manos de su padre, quien lo sostenía, hacía que el dolor fuera peor. No quería que lo moviera, le dolía, quería que lo llevara al hospital, pero Asier entraba tratando de calmarlo caminando alrededor de la habitación mientras le escuchaba llorar con el corazón en la mano.

‹Soy un inútil...›

Asier, quien seguía en toalla después de bañarse, en ese momento tomó una decisión y acostó con suavidad al bebé en la cama y, sin quitarle los ojos de encima, procedió a vestirse a toda prisa. Se veía desaliñado y estaba hecho un desastre, tanto por dentro como por fuera y esto se hizo aún más evidente cuando guardó su celular en el bolsillo y tomó a Asher una vez más, para inmediatamente después salir corriendo de la habitación.

—¡Llama inmediatamente al chofer!— Le ordenó a Lam cuando lo vio haciendo una ronda por la sala. Asier estaba muy alterado y los llantos de Asher no ayudaban a su estado mental desordenado, más aún cuando las lágrimas del bebé mojaban la camisa que se puso.

—¿...?— Lam estaba totalmente estupefacto al verlo así, sin saber cómo reaccionar. ¿Qué había pasado?

Liz, quien todavía estaba en la villa, se acercó al escuchar los llantos del bebé. —Señor, si desea, puedo cargarlo. Seguro que conmigo se calmará. —Le propuso con una sonrisa hipócrita, tratando de lucir lo más inofensiva posible.

Pero Asier la ignoró y sólo le gritó una vez más a Lam— ¡Lambert, ¿Acaso no has escuchado lo que acabo de decir?! —Cuestionó mientras soltaba feromonas amenazantes, haciendo que las piernas del mayordomo y la niñera temblaran.

Lam quiso preguntar qué había ocurrido, pero sólo pudo decir un "sí" tembloroso, intimidado por el estado de Asier, para luego tomar su celular y llamar al chofer privado de Asier, Jordán, quien había sido contratado para estar a disposición de la cabeza de la familia Dresde las 24 horas del día, los 7 días de la semana.

En cosa de minutos el chofer se estacionó fuera de la puerta principal, a lo que Asier salió mientras cargaba a su hijo, quien aún lloraba, para luego abrir la puerta y dar una orden que le puso los pelos de punta a Liz y a Lam.

— Al hospital Arthem.

— Sí.

Apenas Asier se acomodó en el interior, el chofer, quien notó la urgencia, arrancó de inmediato, dejando a esos dos completamente petrificados en su lugar.

Transmigré en el hijo omega del villanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora