Capítulo 25

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— ¿Algo más? —Le preguntó Asier, notando que en el pálido cuello del pelirrojo había una marca cuyo origen era obvio: aquel alfa moreno que le acompañaba, pero él no lo mencionó. Esta no era la primera vez que veía ese tipo de marcas en Elliot, quien, por cierto, se había olvidado de tapar aquel chupón en su cuello.

Elliot, por su parte, miró al bebé que comía en brazos de Asier. Este bebé sólo podía describirse de una manera muy simple: un mini Asier, y para variar, omega. El joven médico tenía serías sospechas que este niño se diferenciaría como omega dominante pues, después de todo, su padre era dominante y los genes Dresde tendían a ser dominantes.

El joven beta no pudo evitar sentir un poco de admiración por aquel omega que no sólo logró que Asier Dresde, que se la pasaba la mayor tiempo trabajando y que, además, rechazaba el acercamiento de alfas y omegas; sintiera un mínimo interés en él y lograran así concebir a este bebé, para luego lograr huir y convertir al indiferente Asier en un padre soltero. Realmente sorprendente.

‹Es un lindo bebé.› Pensó, sin poder evitar suspirar. Él no podía tener hijos con Roi, debido a que era un hombre beta y su pareja era un hombre alfa.— Asier, ¿Cómo se llama este lindo bebé?, por lo que veo es un omega. —Comentó, viendo la marca de flor en su mano derecha.— Ya te imagino ahuyentado a los pretendientes de esta lindura. —Sonrió ante la imagen mental.

— Asher. —Respondió Asier con tranquilidad, ignorando la última parte.

— Qué lindo nombre. —Dijo, viendo al bebé para luego mirarlo a él con cierta molestia— Por cierto, ¿Por qué no trajiste a este bebé a sus consultas? ¿No sabes que necesita sus vacunas? —Cuestionó, se podía escuchar el reproche en su tono— Es más, ¿Siquiera le has dicho a Eduart sobre él?

— No...

¿Cómo Asier podía ser tan despreocupado? Las vacunas eran muy importantes, ayudaban a brindar inmunidad a los niños antes de que fueran expuestos a enfermedades que pueden ser mortales. Algo especialmente preocupante en niños omegas, que eran más delicados que los niños alfas y beta.

— ¿Sabes cuántos bebés mueren al año debido a enfermedades perfectamente evitables? Asier, sé que estás ocupado, pero deberías informarte. Sé que Eduart puede ser un pesado, pero al menos decirme a mí. —Suspiró, pasándose la mano por el cuello— Por suerte lo trajiste a tiempo, tendré que programar sus vacunas.

—...—Asier simplemente no pudo refutar nada puesto que realmente él no sabía de estos temas, él no era médico y no sabía nada de paternidad. Él... ‹Soy un inútil.› Suspiró, viendo con culpabilidad a su hijo, quien estaba tomando su leche.— No lo sabía, Elliot, la llegada de Asher fue tan repentina que me olvide infórmame sobre estos temas...—Admitió con la cabeza gacha.

Y así fue como el imponente Asier Dresde fue regañado por Elliot, un simple beta; sin ser capaz de siquiera levantar la mirada puesto que fue muy irresponsable de su parte todo esto. Todo era su culpa, lo sabía, fue su culpa que Asher terminara así, así que sólo pudo escuchar de manera silenciosa el regaño mientras intentaba retener lo mejor posible toda la información sobre cuidado de bebés por parte de su amigo.

— Escucha, Asier, y más te vale prestarme atención: nunca se les da la espalda a los bebés cuando aprendieron a voltearse, pues en un abrir y cerrar de ojos pueden que se terminen cayendo o golpeando. No lo olvides, además, tienes que pasar más tiempo con tu bebé para que así reconozca tus feromonas y no sufra deficiencia de feromonas. —Suspiró, cruzándose de brazos.— Sobre todo, tienes que hacer que tu hijo sienta también las feromonas omegas para que así se habitúe a ellas, por lo que te recomiendo es que contrates a una niñera omega ya que es seguro que todos tus sirvientes son betas. Eso está mal, Asier.

Transmigré en el hijo omega del villanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora