Capítulo 33

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Cuando Lucas abrió los ojos con cierta pesadez, se percató de que ya no estaba en la habitación de Asier. La habitación de Asier estaba inundada por las feromonas cálidas de aquel alfa, pero este cuarto era blanco y tranquilo, y olía a limpio y a desinfectante, pero aún pudo notar cierto rastro de esas feromonas en el aire.

Fue entonces que Lucas se fijó en lo que tenía puesto: un pijama que claramente no era de su talla. Asier le sacaba 33 centímetros por lo que esto le quedaba muy holgado y revelaba su hombro y cuello, y aunque intentó arreglarlo, fue inútil; la prenda simplemente se deslizaba.

‹Incómodo...›.

Esto era muy incómodo. No le gustaba esto.

Por el olor a desinfectante y las paredes blancas, Lucas sabía que estaba en un hospital, pero no le gustaba estar en un lugar desconocido, ni siquiera recordaba cómo es que llegó aquí, y, por sobre todo, él odiaba los hospitales.

— Señor, esto es un claro ejemplo de bullying escolar.

Todavía podía recordar la mirada de descontento en su padre, mirándolo como si fuera todo su culpa, pese a que eran sus compañeros quienes lo golpeaban porque su medio hermano les había incitado a hacerlo.

‹No lo entiendo...›.

No sabía porque su hermano Robert lo odiaba, nunca se había molestado en ocultarlo y había sido particularmente malo con él, lo cual no entendía. Le había cedido todo a Lirio y nunca causó problemas a la familia, manteniendo el honor de su padre y el nombre de Batlle intacto, pero siempre iban en contra de él.

Robert había robado cosas que eran suyas, o se suponían que eran suyas; le había golpeado muchas veces y había mentido numerosas veces sobre él y lo metía en problemas porque no eran mentiras inocentes, eran mentiras que habían arruinado muchas amistades que tenía en la escuela y hasta había empeorado la relación que tenía con su padre...

‹ ¿Por qué...? ›. Se preguntó, abrazando sus rodillas, sin entender porque su hermano era tan malo con él, sin embargo, de alguna forma, el sentir las feromonas de Asier en la ropa le hacía sentir seguro. ‹Cálido...›. No pudo evitar olfatear las mangas largas del pijama que traía puesto— Las feromonas de Asier... Huelen tan bien...

— Gracias, Lucas.

Al escuchar la voz de Asier, Lucas se congeló en su lugar por la vergüenza. Pensaba que estaba solo en la habitación....

‹Eso explica el olor a feromonas...›. Pensó, sintiendo ganas de que la tierra se lo tragara ya que él lo vio y escuchó. ‹Seguro ahora pensara que soy un pervertido›.

Al girar su cabeza hacia donde escuchó la voz, el joven omega pudo ver que Asier estaba ahí, sentado justo al lado con su expresión indiferente, y él no lo había notado. Sin embargo, pese a que Asier estaba igual de indiferente que siempre, él pudo ver que el rostro de Lucas estaba rojo por la vergüenza, logrando que en su mirada se reflejara un destello de satisfacción.

Aunque Asier sabía que el oler su pijama, el cual estaba un tanto impregnado con sus feromonas, era algo normal; Lucas estaba aterrado por arruinar su imagen con el padre de su hijo.

— No quiero que... pienses que soy un pervertido...—Dijo con la voz temblorosa— Sólo lo hice por reflejo y... y-yo...

Sin darle la oportunidad de terminar, el alfa extendió su brazo y posó su mano en la frente de Lucas. Al notar que su fiebre había bajado sonrió un poco, haciendo que el chico se sonrojara más, sintiéndose aturdido pues no entendía sus acciones.

— Lucas, tu fiebre bajó por completo.

— G-Gracias por cuidarme. —Volvió a su posición original, evitando la mirada que le transmitía aquel alfa. Se sentía abrumado por su mera presencia y por su silencio, le agobiaba que no le cuestionara sus acciones ni que le regañara por estas, como haber dejado a Asher con él sin haberle hablado u afrontado desde un principio. ‹Soy un cobarde...›.

Transmigré en el hijo omega del villanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora