Especial 5.0

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Y mientras las parejas bailaban, disfrutando el tiempo antes del anuncio de la llegada de los novios y de la música que había; se podía notar entre estas a cierto alfa y omega cuya familia controlaba los ahorros e inversiones de muchos de los presentes aquí. 

— El maquillaje te quedó muy bien. —Halagó Edward Brown al que teóricamente era su hermano de kafala— Es raro que muestres tu rostro.

— Sí...—Irving desvió la mirada, sintiendo sus mejillas calientes— Esto era una ocasión especial...

— Lo sé. —Sonrió, dándole una vuelta a su esposo al ritmo de la música— Dresde no hace muchas fiestas.

— No recuerdo oír de ninguna...—Admitió el omega, pensando un poco en eso— Pero... No veo al patriarca Hansond...

A lo que Edward rio un poco cerca de su oído— ¿Realmente crees que Asier lo invitaría después de esa escena en Lug?

— N-No lo sé...—Respondió, sospechando de las intenciones de su esposo.

— Hay unos cuantos Hansond aquí. —Comentó Edward, viendo a la gente— Está Reinhardt. —Miró al presentador de noticias del canal HTV.

‹Supongo que sólo no querían arruinar sus relaciones›. Pensó el omega, pensando en esa pelea— Cariño...

— ¿Sí? —Lo miró.

— ¿A qué se supone que huele Asier Dresde...? —Le preguntó, sin poder reconocer ese olor que sintió ese día.

— Oh, ¿No crees que me pondría celoso si hablas de las feromonas de otro alfa? —Cuestionó él, logrando ponerlo nervioso.

— S-Sólo... no entiendo a qué huelen sus feromonas...—Cuando las olió, olían a algo caliente y seco, una sensación agobiante.

— Huelen a microorganismos siendo aniquilados por rayos ultravioleta.

— ¿Ah?

La mirada de "¿Qué dices?" morada de Irving lo hizo reír— Dicen que huele como el sol, y ese olor es el olor que se obtiene cuando la ropa es puesta al sol y este la sanitiza naturalmente.

—...—E Irving no supo qué responder ante esto.

— Sin embargo, ¿No estás preguntando mucho sobre Dresde últimamente? —Cuestionó Edward— Tú sabes lo que te hemos dicho de Dresde.

Desvió la mirada— Sí, que no hay que acercarse a ellos...

— Mi lindo Irving, Dresde ha hecho cosas muy malas. —Lo abrazó, aprovechando el cambio de ritmo— Sólo piensa en Aulis, o en Alfons.

Ante la mención de esos nombres, el joven omega sintió un par de escalofríos recorrer su espalda, sobre todo ante el nombre del primero, pues desde que había llegado a Brown sus abuelos nuevos le habían contado sobre él.

Me apuntó con una pistola y luego me contó con lujo de detalle cómo había matado a su familia y las cosas que le hizo a su hermana, todo porque su tarjeta se bloqueó ante tantas transacciones en una hora y no pudo seguir apostando.

— Incluso si el resto no sabe lo que sabemos, no debes acercarte a Asier. Todos en esa familia están consumidos por el poder.

— Sí...

Y una vez la canción terminó, Edward le sonrió con ternura y tomó su mano, sin embargo...

— Si su omega resulta ser buena persona, ¿Podré invitarlo a mis fiestas? —Preguntó Irving, sin saber qué esperar.

A lo que su esposo sólo respondió con simpleza— Si logra sobrevivir a Dresde, ¿Por qué no?

— Elizabeth Dresde sí sobrevivió...

Ante lo cual, el alfa le dio una mirada condescendiente— Una vida así, ¿Realmente vale la pena vivirla?

—...—Irving dudó en responder pues no tenía una respuesta, pues para una mujer tan orgullosa como esa haber tenido un alfa así debió ser una completa deshonra.

Para aquellos omegas criados para ser buenas esposas, criadas con orgullo y honor, aquello se podía convertir en algo más valioso que su vida.

— Sí...

— Sigues siendo bastante ingenuo, Irving.

Pero para la mayoría de los omegas en este lugar, incluso aquellos que habían sido adoptados por sus familias por el deseo de obtener la dote al casarlos, preferirían huir a perder su honor y orgullo, algo digno de señalar de Elizabeth Dresde, quien hacía gala de esto último, pero que Edward no creía digno de admirar. No obstante, eso no era algo que Irving, un niño omega adoptado por kafala, pudiera entender, y parecía que el omega que Asier eligió tampoco, pues lucía tímido y asustado cuando empezó la ceremonia.

— Es lindo al menos. —Soltó Edward, viéndolo salir junto con Asier. Era obvio que este alfa no escatimó en gastos hoy, pero estas palabras lograron molestar a su omega.

— Tienes esposo, y dos hijos. —Le recordó, haciendo énfasis en "esposo", claramente ofendido al escucharlo llamarlo "lindo".

— Irving, dije que es lindo, nada más. No me hagas hacerte un tercer hijo para recordarte quién es mi esposo. —Declaró, logrando ponerlo nervioso ante la idea de tener otro bebé, no porque no quisiera, sino porque había tenido a su último bebé hace menos de un año.

— ¿No crees que es demasiado...?

— No. —Se rio y lo abrazó— Te conozco, sé que nunca huirás mientras nuestros cachorros estén ahí. —Advirtió, dejando a su lado dominante salir mientras los novios salían y se presentaban para la ceremonia.

— P-Pero...—Irving bajó la mirada, sólo para notar la mano de su esposo acariciar su muslo.

— Es tu deber hacer cachorros para tu alfa. —Susurró en su oído con una suave voz que lo hizo estremecerse ante la promesa que había implícita en esta mientras podía oler sus feromonas, similares al olor de un libro viejo.

Cuando volvieran a casa...

— Sí...—Asintió con cierta emoción en su pecho, una que lo hizo sonreír.

Una escena de dos dominantes que nadie notó, pues todos estaban muy concentrados en la imagen que había enfrente de ellos.

Continuará...


Rye: Más chismecito ('▽'ʃ♡ƪ) mañana tendrán otro capítulo.

Transmigré en el hijo omega del villanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora