G', contracción designada al honorífico Gradeous, que significa grande en la lengua muerta de los clanes dracónicos mestizos en las tierras altas de Reyha. Häss, equivalente a cazador o guerrero en la misma lengua. An, patronímico especial de pertenencia colocado al final de los nombres. Aurim, nombre de uno de los dragones más importantes de la historia de Reyha, cuya especie no posee ni patas ni alas, comúnmente llamadas serpientes dracónicas.
El nombre de G'Hässan significa Gran Guerrero de Aurim, o por su variación modificada, El Guerrero más Grande de Aurim.
Solo por el importante simbolismo de su nombre, G'Hässan Aurim, el descendiente más joven del líder del clan Aurim, nació para convertirse en el hombre más poderoso de su pueblo y fue criado como guerrero. A los quince celebraría su ceremonia de adultez mediante la cual obtendría el tatuaje insignia de los Aurim y al cual le debían el nombre de su clan: el llamado de Aurim; un hechizo que podía invocar el poder de dicha serpiente dracónica.
Sin embargo, antes de que siquiera llegara a los diez, su tribu fue atacada.
Quemada hasta los cimientos, él fue el único sobreviviente. Más tarde, G'Hässan descubrió que Aurim había muerto a manos del cazador de dragones. Las serpientes dracónicas, dragones oscuros que nacieron sin alas, fueron extintas por los cazadragones. Y el clan de Aurim, la última población humana con un estrecho vínculo con los dragones, fue exterminada casi por completo.
La gran guerra que hace tantos siglos le valió a Shesh convertirse en semidiós había vuelto en escala ampliada; el caos imperaba en el mundo de Reyha, la sangre fluía a raudales y la esperanza era tan opaca como lejana. Si antaño los humanos se unieron para hacer frente a las criaturas oscuras, ahora había una segregación racial tan profunda que los reinos humanos se apuñalaban unos a otros, coludían con sirenas oscuras y asesinaban a elfos de luz solo para satisfacer su enfermizo deseo de poder, reduciéndolos a solo un puñado.
El clan de Aurim era solo una víctima más y G'Hässan, quien fue salvado gracias al sacrificio de todo su pueblo, se convirtió en el último hijo de Aurim. Su único deseo era la venganza, ¿pero cómo podía un niño vencer a los cazadragones, los humanos más poderosos de esa era?
No podía.
Así que pensó en la roca que su pueblo guardaba como un tesoro en el templo oculto, la cual, según las enseñanzas transmitidas a través de múltiples generaciones, contenía a un dios durmiente capaz de conceder cualquier deseo que se le hiciera a través de un pacto de sangre.
G'Hässan cumplió quince años y el tatuaje para convocar al espíritu de Aurim que debió haber recibido nunca apareció; en cambio, innumerables de ellos ya se habían esfumado debido al uso excesivo. Cuando cumplió veinte años, logró infiltrarse al clan de los cazadores de dragones, pero falló en matar a los responsables de asesinar a su pueblo y estuvo a punto de morir en el camino. No tuvo más opción que confiar en la leyenda de su pueblo y usar su sangre para obtener un deseo de "la piedra".
Esperó durante un largo rato y, casi en su último aliento, una brillante luz dorada salió de la piedra y rodeó su cuerpo.
Sobrevivió.
Una vez. Dos. Cuatro. Ochenta veces.
Su vida parecía estar definida por la supervivencia. Estuvo al borde de la muerte tantas veces que no podía recordar cada una.
Completó su venganza; prevaleció en un mundo derruido por la guerra; construyó su fuerza más allá del poder dracónico que era legado a su clan. Podría haber luchado para obtener cualquier cosa que quisiera para ser feliz, sin embargo, al final de su vida se sentía vacío; totalmente solo.
Su piel hace mucho que había perdido todos los tatuajes que representaban los poderes dracónicos que el clan Aurim poseía. Todos excepto uno. A la altura de su corazón, el ave de alas extendidas permanecía intacto; el enlace de alma que puede usarse una sola vez: mientras uno viva, el otro también lo hará. Su pueblo tenía la costumbre de usar el poder de ese tatuaje como votos al ser unidos en matrimonio, formando así una promesa inquebrantable de amor y fidelidad.
Pero G'Hässan, en toda su vida, nunca conoció a nadie para amar ni ser amado. Murió con una mano en el pecho, pensando que tal vez no existía una persona para él, que su destino era vivir y morir solo.
Eso pensó por mucho, mucho tiempo. Incluso después de convertirse en un trotamundo no había nadie que pudiera llenar el vacío en su alma. Pero un día conoció a un joven recluta que hizo que sus ojos se iluminaran y su corazón palpitara en expectación. Incluso si la primera vez que se encontraron no lo notó, cuando la soledad se transformó en un profundo e incondicional amor estaba seguro: si algún día no lo tenía en su vida, entonces no tenía sentido vivirla.
Fue amor a primera vista la primera vez.
Lo fue la segunda vez, así como la tercera.
Y estaba seguro que si había una cuarta o milesíma, también así sería.
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Entonces te olvidé
FantastikLewin tuvo una vida común hasta el momento de su muerte. Cuando volvió a abrir los ojos, estaba en un lugar extraño. Al principio creyó que se trataba del "más allá", hasta que una voz le dijo que su muerte en realidad ocurrió hace muchísimo tiempo...