8.10 Entrelazamientos

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La Torre tenía un total de 100 pisos, siendo el último el que sella el núcleo y una vez abierto ese candado de seguridad, el mundo colapsaría. Sin embargo, para llegar ahí había que pasar por noventa y nueve pisos que se convertían cada vez más en algo similar a un infierno, con monstruos, laberintos y maldiciones que se acumulaban, deteniendo a los retadores de llegar a la cima.

Al descubrir que para escapar del control del núcleo tenía que conquistar la torre, Lewin había pensado en buscar personas capaces que lo ayudaran con ello, por lo que fue absurdamente decepcionante que, cuando Y'ia Hell lo secuestró, apareciera de forma inmediata al piso 99. Lo que más le preocupaba era que 06660 no haría algo tan conveniente para ayudarlo.

—¿Por qué me trajiste aquí?

Y'ia Hell lo miró por un momento en silencio antes de darle la espalda.

El piso 99 de La Torre era un páramo desierto donde no había más que arena negra y un sol rojo sangre. Muy clásico. Lewin estaba por caminar para descubrir cómo pasar al siguiente nivel cuando descubrió que Y'ia Hell ahora lo miraba con una sonrisa siniestra; se detuvo con un mal presentimiento.

—Nadie había llegado a este piso, así que probablemente no lo sepas, pero esta arena no es normal —explicó con inusitada amabilidad—. Pisa en el lugar equivocado y se hará de noche para ti. El día es seguro —señaló el sol en el cielo falso—, pero la noche está llena de demonios. Mis hermanos.

Como si sus palabras le causaran mucha gracia, Y'ia Hell se tomó unos minutos para reír prolongada y exageradamente. Mientras tanto, Lewin se limitó a observar la tierra bajo sus pies e intentó ignorar al psicópata frente a él.

—Quiero matarte —continuó con su monólogo—. Aunque también siento curiosidad por algo. Trajiste de vuelta a alguien que ya no existía. ¿Cómo lo hiciste?

Hubo un leve espasmo en los músculos faciales de Lewin, pero continuó en silencio.

—Sabemos que ya tienes tus recuerdos, así que no puedes fingir ignorancia. Hoy me siento muy bondadoso, así que tal vez pueda ayudar a tus hijos a escapar...

—No puedo decirte porque yo tampoco estoy seguro.

Y'ia Hell lo miró con sospecha y fastidio.

—Cuéntame los detalles, estoy seguro de que ellos lo solucionarán con esas pistas.

—...

—¿Necesitas una promesa? Te juro por mi alma que dejaré a tus hijos libres. ¿Eso es suficiente?

—... Está bien. Después de que toda la energía etérea del alma de G'Hässan se desvaneció de mis brazos, olvidé por qué lloraba, entonces...

—No. ¡No, todo eso ya lo sé! Eso no es lo que quiero saber. Háblame del conejo.

Lewin inhaló profundamente y exhaló mientras intentaba pensar con calma, ¿qué ganaba Y'ia Hell con esa información? Reflexionó un segundo sobre lo que sabía y sospechaba.

—Bien. Sé que antes era una serpiente...

☆★☆

La Torre, piso 33.

Raizel y su ejército junto a los mercenarios que venían con Danilo subieron de manera rápida un tercio de la torre. Los primeros 25 pisos eran bastante sencillos, muchos aventureros con una experiencia relativamente alta y buenas habilidades podrían llegar hasta ese nivel con el esfuerzo suficiente, sin embargo, después de pasar el primer cuarto, era necesario ser un mago, caballero u otro ser con una fuerza al nivel de un héroe.

Aunque ese grado de fuerza no era común, tampoco escaseaban héroes entrenados especialmente para superar más allá del piso 25 de La Torre, la mayoría de las academias de batalla prestigiosas, en especial La Gran Academia del Reino Aulyra, egresaban cientos de ellos al año. Gracias a estos héroes se había despejado hasta el piso 74 de La Torre, pero el piso 75 había sido el tope insuperable en casi una década. Muchos reinos pequeños ya se habían dado por vencidos en intentar superarlo.

Entonces te olvidéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora