Lewin se esforzó por recordar el resto del sueño, pero lo que antes parecía una ventana empañada se convirtió en una televisión con estática en una noche de tormenta; no importaba cuánto se concentrara, era imposible darle algún sentido a las imágenes parpadeantes.
—¿No dormiste bien anoche? —preguntó Joseph al verlo con la mirada perdida en algún punto en el vacío.
—Sí… Tengo sueño.
No era del todo mentira, de hecho, la pesadilla hizo que no descansara tanto como hubiera querido.
—Puedes dormir un poco, tardaremos tres horas en llegar —sugirió Joseph y sacó una manta del maletero—. Te despertaré antes de aterrizar.
Al notar la calidez en sus palabras y el cariño en su mirada, Lewin no pudo rechazar su oferta y asintió, sintiéndose un poco aturdido. Esta actitud tan complaciente era extraña, que coincidiera con el momento de su sueño lo era aún más.
Cuando despertó esa mañana, la culpa por lo que acababa de recordar le hizo decidir, tanto consciente como inconscientemente, mantenerse alejado de Joseph. La culpa y la confusión hacían que no se atreviera a mirarlo a la cara. Pero su cambio de actitud bloqueó su salida y lo obligó a enfrentarlo antes de digerir lo que estaba sintiendo.
Si Joseph todavía actuara con indiferencia y tomara su distancia, Lewin podría ignorar el sueño y tragarse sus emociones; cuando al fin estuvieran juntos, lo dejaría ir. Sin embargo, Joseph se acercó y lo trató casi como si estuvieran en una relación íntima, obligándolo a aceptar ese posible pasado de inmediato para luego seguir adelante.
Aunque a veces era ingenuo o ignorante, tampoco era estúpido. Lewin sabía que 2-2 había hecho algo.
El sistema tenía control temporal sobre sus recuerdos, así que el hecho de que algo se revelara en su sueño no podía ser un accidente. ¿Lo hizo para presionarlo y que enfrentara la dichosa prueba para recuperar sus recuerdos?
No. Eso no explicaba el cambio de actitud de Joseph. Una idea destelló en su mente.
—Sobre… —empezó a decir, luego se detuvo, fingiendo dudar si debía continuar y expresando timidez en su rostro—. Lo de anoche… Yo… —Lewin explotó sus habilidades de actuación y todo su rostro enrojeció por la vergüenza. Después, como si hubiera cambiado de opinión, giró su cabeza en la dirección contraria y se cubrió con la manta.
Joseph casi perdió el control de sus latidos al ver a la persona que le gustaba actuando tan adorable y sensible por expresar sus sentimientos hacia él. Desde que se sentaron quería hablar sobre el mensaje para confirmar su relación, pero no sabía cómo. Ahora, al ver que el otro se sentía tan cohibido acerca del tema, decidió ser magnánimo y ayudaralo.
—Hey, sobre el mensaje de ayer… —Joseph se inclinó hacia el asiento de Lewin y sujetó con suavidad su barbilla para girarla en su dirección—. No te preocupes —dijo mirando sus ojos con intensidad, luego se acercó a su oído y susurró—: tú también me gustas.
«¡2-2!» rugió enseguida Lewin en su mente, furioso porque su sistema se inmiscuyera en sus asuntos.
Gritaba maldiciones en su interior, pero su expresión solo cambió de la conmoción al éxtasis. Iba completar su acto con una sonrisa radiante y agradeciendo con suavidad, pero apenas había separado sus labios un poco cuando una lengua ansiosa entró a su boca.
Esta vez la incredulidad en su rostro era real. ¡Este niño no tenía vergüenza y se lo quería comer en un avión! ¡Mucha gente podría mirarlos! Pellizcó con fuerza la mano maleducada que se metió debajo de su ropa y encajó el codo en el pecho de Joseph.
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Entonces te olvidé
FantasíaLewin tuvo una vida común hasta el momento de su muerte. Cuando volvió a abrir los ojos, estaba en un lugar extraño. Al principio creyó que se trataba del "más allá", hasta que una voz le dijo que su muerte en realidad ocurrió hace muchísimo tiempo...