3. Lo que viene del mar

59 17 1
                                    

Cuando le dijo a Yunho que fuese a revisar por sí mismo, San no esperó que de verdad le hiciera caso. Es una situación entre divertida y sorprendente. Puede decir con toda propiedad que Yunho es un Alpha, un perro, pero a Good boy antes que nada.

—No es culpa mía que no aparezca. Quizá no buscaste bajo las piedras de la... ¿Cuántas plazas hay en este reino? ¿Cómo demonios todo es tan pacifico aquí?

— ¡Ese no es el punto!

San está sorprendido de lo enorme que es este reino. Siguiendo muy claramente a Yunho pudo turistear un poco y ¡Es enorme! Le duelen las piernas de tan largo recorrido. A Yunho no le pasa nada, estuvo en su caballo casi todo el tiempo. Exceptuando cuando debía ir a preguntar. Yunho no ha tenido cabeza ni para preguntar por qué lleva un poncho tan grande. Puede ver parte de su pecho.

—Te dije que no lo tengo y me creíste, lo buscaste un poco y ya preguntas de nuevo ¿Por qué no me lo sacas a golpes o algo interesante? —pregunta San haciendo puchero—. Pensé que eras menos crédulo y te rendías después de dar todos tus-

—Te pregunto porque estoy seguro de que lo viste, pero no que lo hiciste. Si fueses tú tendrías algo de su hedor. No apestas a Omega, apestas a mar. —acusa Yunho señalándolo y San abre los ojos con sorpresa.

Huele su antebrazo. No importa que se ha quedado un par de noches a dormir aquí, su piel y esencia completa sigue siendo marina. Intensa y abrasiva a pesar de intentar esconderla. Yunho lo detecta con tal facilidad que es increíble.

Aunque él siempre ha tenido problemas por tener una nariz muy sensible y aguda. Recuerda que de pequeño, era un tormento. Sobre todo al dormir en una habitación cercana al mar.

—Como sea—tararea San—. Ya que mi presencia es muy odiada aquí, me retiro a apestar otro lado.

—Y mejor si no regresas. —refunfuña Yunho con el entrecejo fruncido.

— ¿Solo eso? ¿No vas a amenazarme? ¿No te preocupa la gente en el palacio? —dice San con una mano en el pecho, sonriendo bromista mientras da pasos lentos hacia atrás, sus trenzas más sueltas y algunos mechones sobre sus hombros.

— ¡Si eso quisieras ya lo habrías hecho! ¡Lárgate a matar un animal igual de leproso que tu y no molestes! ¡Fuera! ¡Fueeeeeera!

San le lanza un beso y se va corriendo, cambiando de forma y dejando ver apenas un breve destello de su pelaje negro carbón, disonando totalmente con su cabellera rubia. Yunho sufre un escalofrío. Lobo negro y ojos inyectados en sangre, debe ser desagradable tenerlo al frente.

Caminando de regreso al interior del palacio calcula que San tiene un mes o dos circulando la zona. Se lo hubieran topado si Seonghwa quisiera retomar los paseos de cacería que tienen de vez en cuando. Últimamente se la pasa metido en la biblioteca.

Lo alivia que no haya pasado, después de todo, no quisiera que nadie en su familia se entere de San. Ya están muy preocupados. Tiene la impresión de que ninguno sabe lidiar con el estrés aparte de él que lo digiere, procesa, medita y actúa. Todo en cuestión de segundos. La única vez que perdió el control fue aquella primera ocasión, después de todo, no estaba acostumbrado al aroma de San y lo sintió una amenaza.

De momento no lo parece. Tiene la sospecha de que hay más de él por aquí, pero no ha podido encontrar a nadie, ni siquiera pidiéndole a los guardias que le informen al respecto. Parecen totalmente perdidos y ajenos al tema.

No debe ser tan complicado darse cuenta de gente rubia en un pueblo de castaños y morenos.

Cuando encuentre a más personas y pueda definir de que se trata, le dirá a su familia. Hasta entonces, está complacido con mantener a San en un solo espacio ¿Cómo sabe que se mantiene? No ha olido nada de él en otros lugares del palacio. Su hedor se impregna muy fácilmente. Le extraña que nadie más lo note. En especial su familia. Ellos son los menos enterados. Otra duda para más tarde. Tal como su casta. Alguna respuesta tendrá.

Ocean Skin | YuSanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora