4.2 Vigía constante

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Da un bostezo y continúa caminando por la ciudad. Sabe que desentona muchísimo. La gente con sus ropas en colores vibrantes y tiernos en diferencia a su vestimenta tosca y en tonos terrosos, opacos; Mingi no tiene especial molestia por eso, de todos modos, acabará usando cosas así de buenas en algún momento cuando tomen este sitio. Lo preocupa ligeramente por el hecho de que podría ser sospechoso para ellos.

O debería serlo, estás personas están tan acostumbradas a su tranquilidad y tener inmigrantes espontáneos que no sospechan nada. Será tan fácil quitarles todo que Mingi empieza a sentir flojera. No será divertido de hacer si no hay al menos un mínimo nivel de dificultad.

Se detiene a mitad de una plaza y ladea la cabeza. En general, hay muchísimo de cada casta, pero el rango de estatura es relativamente bajo. Esta persona a la distancia es muy alta y a juzgar por su expresión, busca a alguien entre la gente.

—Tal vez... —Mingi entrecierra los ojos, acercándose unos cuantos pasos más para verificar.

Su ropa es mucho más pomposa que la del resto, su cabello de aspecto lacio y esponjoso con mayor esfuerzo en su arreglo; también nota que su caballo tiene una gran placa colgando de su cuello. Es un príncipe. Mingi se detiene en su sitio, teniendo la atención de Yunho que le analiza brevemente.

—Si que tiene cara de cachorro. —silba Mingi. Pensó que era San exagerando y creyéndose superior.

Apenas nota un ademan de que quiere dirigirse a su persona, Mingi empieza a correr. Empuja gente y la derriba en el proceso, perdiéndose entre las edificaciones hechas de piedra y madera. Yunho lo persigue galopando en el caballo, convencido de que esa persona es un conocido o familiar de San.

Pues es imposible que haya dos personas con esencias tan similares y que no estén relacionadas, también visten similar, el poncho es muy llamativo. Mingi cambia de forma, subiendo a los techos de las casas para continuar. Yunho se detiene por llegar a un punto muerto. El lobo negro se sienta al borde del techo, con la lengua afuera y clara burla.

—Maldita sea. —queja Yunho en voz baja.

Mingi se ríe. Pocos instantes después llega alguien más subido a un caballo con los mismos adornos. Siendo un hombre alto y que a Mingi le sorprende desde el primer momento por la voz gruesa.

—No se vaya corriendo de esa manera, Alteza. Recuerde que debe mantenerse cerca por-

—Sí, ya... ya lo sé.

— ¿Sabe quien es esa persona? ¿O es un perro...? Nunca había visto un lobo negro.

—Vamos Leedo. —incita Yunho y el sirviente asiente. Mingi se da la vuelta e inicia su camino a alejarse de ahí.

El sirviente es lindo. Supone que todos los que están metidos en aquel enorme palacio son hermosos y por eso están apartados de la gente común y corriente. Tiene cierto sentido. No se apura en su camino de regreso, andando por el bosque medita que bien, Namjoon ha tenido hasta seis Omegas para él solo, tres mujeres Alphas para seguir en sus manías.

Puede pedirle tener a Yunho, que es importante por ser príncipe, pero también quedarse con el sirviente. Tiene ganas. Así de simple y banal. No necesita saber su casta, tampoco haberlo olido, los Delta en ese aspecto, son bastante más sencillos que los Alphas.

~ * * * ~

— ¿Solo eso?

—Sí, solo huesos y algún que otro pedazo de tela.

Seonghwa da un suspiro agotado, observando lo que los trabajadores del puerto le enseñan. Decidió investigar si hay algún barco cerca, una nación que haya decidido permanecer en el océano lo suficientemente cerca del puerto para invadir o espiar. No deja de pensar que Yunho tras el ataque que recibió, según las enfermeras, olía a agua salada.

Ocean Skin | YuSanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora