13.2 Aullidos de unión

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—No se van a detener.

—Lo noté.

—Cuando me casé con Moonbyul apenas podíamos hablar sin pelear—comenta Jungkook en voz baja. Yunho da la bienvenida a los invitados y su mejilla está harta de tantos besos de cortesía. Jungkook va con él para ser un apoyo. Jimin no está precisamente bien y Namjoon lo resguarda cerca del altar. Por no decir que así impiden que se lo intente manosear frente a todo el mundo—. Teníamos mucho en la cabeza. Quien dominaría a quien—ironiza Jungkook—. Al final... Seguimos sin caernos bien esos días.

—Ah...

—Ahora somos amigos. Mejores amigos, en realidad—concluye deteniéndose y Yunho por igual—. A lo que quiero llegar es... No te alteres ni te preocupes, es natural que las parejas al casarse no se quieran. No cuando es un matrimonio por conveniencia o de sociedad. —sonríe débil y conciliador. Yunho imita el gesto sin ganas.

—Lo sé. Solo es... ¿Decepcionante?

—Comprendo completamente—ríe Jungkook sin ganas—. También hay que aprender a pasar cosas por alto. Aprender a vivir con traiciones.

Yunho asiente y Jungkook va a su lugar como rey. San ya apareció vestido y arreglado. Todos los invitados van a ocupar sus lugares, Yunho se pone la capa a prisa y va hacia la capilla donde el cura espera por ambos.

San tiene una una trenza sobre el hombro y algunos mechones estratégicamente sueltos en su rostro. Usa una gruesa piel de oso blanco sobre el hombro derecho; Yunho lleva seda azul sobre el hombro izquierdo. Así mismo, a la derecha están Hyejin, Namjoon, Hongjoong, Jongho, Yeosang y Mingi; a la izquierda están Jungkook, Moonbyul, Solar, Jimin y Seonghwa.

La diferencia de ropas, joyas y postura tan marcada que sigue sintiéndose como lo que todos piensan: unión con salvajes por necesidad a una defensa efectiva. Es el chisme que rueda, el rumor que nadie puede silenciar. Utopia absorbiendo y favoreciéndose de la peor amenaza que el mundo puede dar y así, convertirse ellos en la mejor nación existente, sin nada que falte.

En base a un simple e inofensivo matrimonio.

Yunho solo escucha su corazón, demasiado aturdido como para escuchar lo que el cura dice. Como estarán unidos de por vida, que los dioses bendicen la unión y la favorecerán hasta que el sol deje de brillar en la tierra y en sus ojos.

—A-ah, voy.

Toma las manos de San con torpeza. Derecha con derecha, izquierda con izquierda y el cura envuelve poco a poco con una cinta dorada—Que en la salud la unión sea delicada y buena como la seda—. Desea, tomando una cadena poco después—. Y que en la enfermedad, la unión sea fuerte e irrompible como el acero más fuerte... Que en sus almas quede la marca de la otra y de esa forma, nunca se pierdan en el largo sendero del destino.

Yunho muerde sus labios y San sonríe campante. Le gusta como suena.

—Que nuestros dioses bendigan esta eterna unión, llenándola de prosperidad para sus vidas y tierra; que los lleve a un reinado prospero y lleno de riqueza. Con la ultima pregunta... Príncipe Jung Yun-Ho ¿Desea desposar al príncipe San?

—S... —Mueve la cabeza, algo nervioso y San abre los ojos, presionando un poco en ello—. Sí, sísí.

—Príncipe San ¿Desea desposar al príncipe de Utopia Jung Yun-Ho?

— ¿Me aguantaría toda esta palabrería si no quisiera? —ironiza San y hay alguna risita suelta, sobre todo de su familia.

—Con el poder de las sagradas escrituras y como vocero en tierra de los dioses, los declaro cónyuges y compañeros. Que ningún obstáculo separe sus manos—Hace un lado con las cadenas y la cinta—. Ni sus almas.

Ocean Skin | YuSanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora