Capítulo 15

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Pov Armando

-Tengo que darte algo- dice mientras me ilumina la habitación con una hermosa sonrisa.

-Doctora, me gusta cómo suena eso.

-No sea mal pensado doctor, es algo que traje para ti, lo compré en una librería en Argentina, quería leer algo en el avión, para que me ayudara a dejar de pensar en ti, pero creo que elegí el libro equivocado- saca de su bolso un paquete perfectamente preparado.

-Gracias mi amor- tomo el paquete, con cuidado voy abriéndolo, descubro un libro, aunque Mario Benedetti es un autor que reconozco, nunca había tenido la oportunidad de leer este, se llama "La tregua"

-Tiene señalada algunas de las frases que me hacían pensar en ti- hay varias páginas en donde sobresalen algunas marcas.

"Ella me daba la mano y no hacía falta más. Me alcanzaba para sentir que era bien acogido. Más que besarla, más que acostarnos juntos, más que ninguna otra cosa, ella me daba la mano y eso era amor"

"¿Por qué las palmas de mi mano tienen una memoria más fiel que mi memoria?"

"Así estamos, cada uno en su orilla, sin odiarnos, sin amarnos, ajenos"

"Cómo la necesito. Dios había sido mi más importante carencia. Pero a ella la necesito más que a Dios"

"Entonces vi mi inmunda soledad, eso que había quedado de mí, que era bien poco"

"Es muy posible que lo que le voy a decir le parezca una locura. Si es así, me lo dice nomás. Pero no quiero andar con rodeos: creo que estoy enamorado de usted"

"Contigo no tengo necesidad de vivir a la defensiva. Me siento feliz"

Armando:

Debería encontrar la manera de dejar de pensar, no puedo hacer nada que no me recuerde a usted, el simple hecho de leer un libro en un avión, no hace más que traerlo junto a mi, página tras página.

En cada palabra hay una especie de tesoro escondido que me recuerda cada uno de nuestros momentos.

Creo que debo aceptar que es algo que va a sucederme todo el tiempo, no puedo pretender deshacerme de usted cuando es lo único que deseo tener, no puedo hacer que mi mente engañe a mi corazón para que deje de extrañarlo.

Leer justamente este libro, en estos momentos, es profundamente doloroso.

Ojalá el tiempo y la distancia le hagan ver con suma claridad que este amor es vital, que no podemos pretender vivir sin él, no puedo vivir sin usted, o tal vez si pueda lograrlo, déjeme corregirme, no quiero vivir sin usted, no hay motivos suficientes para despedirnos así, cómo si no se nos desgarrara el alma al hacerlo.

Yo también lo amo, para toda la vida mi amor.

Beatriz

Es imposible no emocionarme con las palabras que me dedicó, mientras yo buscaba la mejor forma para alejarme, ella rezaba porque no lo hiciera. Agradezco que me haya ayudado a despejar mi mente para pensar con claridad, de lo contrario hoy no estaríamos aquí.

La mantengo abrazada por unos minutos hasta que recuerdo que yo también tengo algo que le pertenece.

-Yo también quiero darte algo, acompáñame- la guío hasta mi habitación, busco en uno de los cajones de mi armario una caja de madera un poco antigua que mi abuelo me regaló cuando era niño, Betty se sienta en la cama poniendo la caja en su regazo.

Por el brillo de tus ojos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora