Capítulo 11

1.4K 93 55
                                    

Pov Beatriz

No puedo creer que este aquí, que se haya tomado un vuelo de horas solo para cenar conmigo, no sé de dónde saqué el valor para atreverme a pedirle que se quedara, a confesarle mi amor, supongo que era momento de hacerlo, después de todo lo que él logró decirme en mi apartamento, después de demostrarme su amor con este viaje tan especial.

Me confesó que tiene miedo y me alegra que por fin pudiera hacerlo, no es fácil poder mostrarse así de vulnerable, saber que encuentra en mí alguien en quien puede confiar me hace sentir muy afortunada, quiero que siempre pueda mostrarse tal cual es, sin sentirse juzgado.

Vamos en el taxi hasta el aeropuerto, en completo silencio, creo que ambos estamos rezando para que todavía haya lugar en mi vuelo, me emociona pensar en lo que pasaremos estos días juntos, sin preocupaciones, sin temor a ser descubiertos, sin nadie que juzgue esto tan especial que hay entre nosotros.

Entramos corriendo al aeropuerto, damos un par de vueltas dentro hasta que logramos localizar la aerolínea del vuelo.

-Buenas noches, necesito cambiar mi vuelo de esta noche para el viernes a la misma hora- dice Don Armando aún agitado por la carrera que hicimos para llegar a tiempo.

-Buenas noches, déjeme checar, no encuentro sitio disponible-me siento decepcionada, de verdad quería vivir esto con él- solo tengo en clase económica.

-No hay problema con eso, cámbielo por favor- me atrae hacia él dándome un pequeño beso en la frente, nos aliviamos demasiado al escuchar esto.

-Aunque hay diferencia de precios por ser en clase económica, no puedo reintegrarle el dinero por la proximidad del viaje, también deberá pagar un extra por el cambio.

-No se preocupe, cóbrese lo necesario- le extiende la tarjeta de crédito para que la señorita realice el cambio- Muchas gracias, ha, por cierto, ¿tienen servicio de renta de carros?

-Si, en el extremo norte del aeropuerto, puede acceder las 24 horas.

-Perfecto, vamos Betty, creo que aprovecharemos mejor estos días si tenemos disponible un carro ¿no le parece?

-Creo que tiene razón, así podemos conocer algunos lugares sin necesitar de un taxi a cada rato- tomados de la mano salimos hacia el sitio que nos indicaron, me parece tan extraño ir de la mano con él, delante de tanta gente, sé que aquí nadie nos conoce, pero no dejo de sentir que estoy viviendo algo completamente nuevo.

Don Armando renta un carro y comenzamos el regreso al hotel, me encanta apoyarme en su hombro mientras conduce, porque a pesar de ir atento hacia la carretera tiene gestos hacia mí totalmente inconscientes, como dejar su mano sobre mi pierna después de cambiar la velocidad, o darme un beso en la frente cuando se detiene en un semáforo, paso mi brazo por su abdomen disfrutando cada minuto que pasamos juntos.

Ingresamos al parqueadero del hotel,  doy mi número de habitación para que nos dejen parquear, creo que es ahí cuando ambos caemos en cuenta que no hemos hablado sobre la habitación, quiero que se quede conmigo, es obvio, pero me muero de vergüenza para decirle.

-¿Le parece que rente una habitación cerca de la suya?- me dice apenas entramos al lobby, inevitablemente se ha dado cuenta de mis nervios pero creo que no comprendió del todo a que se deben.

-Sería conveniente, pero, por otro lado, que tal si a medianoche se arrepiente de haberse quedado, no puedo correr el riesgo a que me deje aquí botada- trato de mostrarme tranquila, cómo si no muriera por dentro.

-Entonces voy a avisar que la Señorita Pinzón tiene un invitado- me da un beso chiquito y va hasta recepción para informar que de ahora en adelante seremos dos, adoro como suena eso, de ahora en adelante, por el tiempo que él quiera, seremos dos.

Por el brillo de tus ojos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora