Por el brillo de tus ojos.

Capítulo 18

Pov Armando

Soy consciente de que estuve al punto de la muerte, si el papá de Betty hubiera entrado en vez de doña Julia, la cosa sería muy diferente.

Siento que me sudan las manos, necesito un momento para recuperarme después de los nervios que pase al escuchar gritar a mi suegra de esa forma.

Aún no me atrevo a salir del cuarto, aunque escuché la puerta cerrarse hace unos momentos, creo que jamás he sentido tanto terror, aunque quisiera quedarme aquí por el resto del día, debo ir a encontrarme con ellos.

Salgo rápido del apartamento y me dirijo al restaurante, desde afuera veo que ya están ubicados en la mesa.

Respiro profundo y me acerco a ellos encomendándome a todos los santos para evitar una catástrofe.

-Buenos días- Betty está visiblemente nerviosa, la situación que acabó de vivir la dejó demasiado tensa- un placer verla doña Julia- le doy un beso en la mejilla mientras trato de leer sus gestos para saber si está todo bien, aun después de verme dentro del cuarto de su niña- a usted también don Hermes- le extiendo la mano, me saluda formalmente.

-Buenos días doctor Mendoza, que gusto encontrarlo por aquí- espero que en unos momentos siga pensando lo mismo.

-Buenos días Betty- le doy un beso en la mejilla mientras su rubor comienza a delatar la situación, tomo asiento en el lugar que hay libre entre Betty y su mamá, justo en frente de don Hermes.

-¿Almuerza con nosotros?- claro que la situación es extraña.

-Si papá, por eso pedí mesa para cuatro- los nervios se le notan en la voz, creo que seré yo quien deba encargarse de esto.

-Con todo gusto, un placer conversar con usted Dr. Mendoza- las pocas veces que vi a don Hermes fue muy amable conmigo, espero haberme ganado algo de su aprecio.

-Dígame solo Armando don Hermes- mientras Betty tiene una cara de susto terrible, doña Julia me sonríe, dándome apoyo para continuar.

-Gracias por la confianza Armando, estuve leyendo una gaceta de economía, Ecomoda está posicionándose cada vez mejor.

-Si, por suerte todo el trabajo está dando frutos- no sé cómo pasar del tema de economía a soy el hombre al que su hija vuelve loco.

-Su familia debe estar muy orgullosa por su desempeño como presidente.

-Supongo que sí.

-Siempre le digo a Beatriz que uno tiene que hacer valer todo el esfuerzo que la familia hace para pagar esas costosas carreras.

-¿Les parece que pidamos?- Betty me ayuda a salir del embrollo de tener que evitar dar explicaciones sobre la extraña relación con mis padres.

Pedimos el almuerzo mientras seguimos hablando del lanzamiento, de las ideas de cambio que hay en Ecomoda hasta que creo que no se puede dilatar más la situación, todos tenemos casi terminados nuestros platos y aún no hemos hablado de lo más importante.

-Bueno don Hermes, doña Julia, este almuerzo en realidad es para compartir algo muy bonito con ustedes- mi suegro me mira muy sorprendido, ni siquiera puedo voltear a ver a Betty.

-¿Así? lo escucho entonces.

-Betty y yo estamos enamorados, tenemos una relación y queríamos contarles- creo que lo he soltado sin demasiada delicadeza.

- ¿Cómo que en una relación? - su rostro se endurece mientras sus ojos hacen una especie de ping pong mirando a Betty y a mí.

-Déjeme explicarle don Hermes, desde que Betty comenzó a trabajar en Ecomoda fuimos construyendo algo especial, ella se transformó en mi mano derecha, mi amiga, me ha acompañado en duros momentos y me enamoré don Hermes, usted ha guiado a Betty durante mucho tiempo, ella se ha convertido en una mujer extraordinaria y lo que más deseo es compartir mi vida con ella, formar una familia.