La joven reina, Aemma, acarició con suavidad su abultado vientre, amaba al bebé que estaba por nacer y haría todo lo que ella pudiese para que, una vez que nazca, crezca sano y feliz, pero, estaba cansada.
¿Por qué La madre se negaba a bendecirla?
¿Por qué se negaba a permitirle tener un príncipe heredero?
— Madre Celestial, por favor, dame tu bendición. Permite que nazca un bebé sano...
Murmuró una plegaria desesperada. No podía permitirse perder a otro bebé, no podría soportarlo.
— Madre, ¿se encuentra bien?
La voz de su hija la sacó de sus pensamientos. Aemma notó que la princesa traía consigo dos huevos de dragón y a pesar de que sonreía se podía percibir la preocupación en su rostro.
Era consciente de que, a los ojos de su hija, tenía muy mal aspecto, y no era para menos, estaba muy pálida y no mostraba ningún rastro de su habitual energía.
— Estoy embarazada, hija, y eso suele dejarte bastante agotada, cuando te cases me entenderás.
Le dirigió una sonrisa, pero a la más joven no le convenció gran cosa, por lo cual, la madre optó por cambiar de tema.
— ¿De dónde haz sacado esos huevos?
— Ser Westerling me ha acompañado a Pozo Dragón, quería darles un regalo a los bebés, así que los he escogido yo misma.
— ¿A los bebés?
— Si, he leído que cuando el vientre es muy grande es porque puede haber dos bebés.
Rhaenyra esbozó una sonrisa que mostraba orgullo por saber algo que su madre no.
— Oh, mi hija es muy inteligente- dijo con una gran sonrisa— estoy segura que tendrás mucho que enseñarle a tus hermanos.
La joven princesa, sin borrar su sonrisa de orgullo, dejó los huevos cerca del fuego y se sentó al lado de su madre.
Miró a su progenitora, vio su vientre abultado y su cara blanca y cansada. Observó la delgadez de sus brazos y la hinchazón de sus tobillos. Y de pronto se dio cuenta de que también por ella habría sufrido todas aquellas incomodidades. Notó el amor que la mujer sentía por ellos, y comprendió los sufrimientos que de verdad suponía tener hijos. Su madre era estoica y nunca se quejaba a pesar de llevar dentro un ser humano vivo, un ser humano que respiraba. El milagro del nacimiento de un niño le impactó. Con cuidado y algo de temor, le puso las manos sobre el vientre y el bebé dio una patada, una fuerte patada que hizo que su madre hiciese una mueca de dolor pero que a ella le ablandó el corazón ante aquel bebé que estaba allí dentro.
— Es asombroso. Ahí dentro tienes una persona de verdad.
Aemma sonrió, feliz.
— Ya te he tenido a ti. De verdad te lo digo, Rhae, no creas que es algo pesado. Es solo que hoy me encuentro un poco más cansada de lo normal.
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Dragon blood
Fantasy❝Si ignoras al dragón, te comerá. Si intentas enfrentarte a él te dominará... ❞ 『Aemond Targaryen x Fem!oc x Cregan Stark』 『Prohibida la copia o adaptación de la historia』 『House of the dragon Fanfiction』 『En curso』