Decisions

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La princesa corría por los pasillos del castillo en dirección a la recámara de su hermana menor

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La princesa corría por los pasillos del castillo en dirección a la recámara de su hermana menor. Se maldijo en su mente.

Mientras ella se divertía pasando la noche con Criston Cole, su hermana había estado en grave peligro, sabrán los dioses que hubiese pasado si su tío no la salvaba.

— ¡Rea!- la llamó entrando a su habitación.

La menor, de las hijas de Aemma, se encontraba tranquila mientras una sirvienta terminaba de arreglar su cabello y uno de los gemelos Cargyll hacia guardia en una esquina de la habitación, al parecer el comandante de la guardia lo asignó mientras las cosas se calmaban.

— ¿Te lastimaste?- sin esperar respuesta, se acercó y comenzó a revisar las zonas visibles de su cuerpo en busca de alguna herida.

— Estoy bien- respondió la menor con una sonrisa en sus labios.

No mentía, gracias a la intervención del hermano de su padre no había salido lastimada aunque no pudo averiguar las intenciones de los tres hombres.

— Por favor, déjenos solas- pidió Rhaenyra, el caballero asintió respetuosamente y salió del la habitación en compañía de la sirvienta.

Aerea observó a su hermana, notó la preocupación en su rostro, una punzada de dolor le invadió el pecho.

Culpa.

Odiaba ver a su hermana así. Rhaenyra siempre estuvo a su lado aún cuando muchos en la corte no estaban de acuerdo con su cercanía.

Su tío Daemon tenía razón. Debía dejar de ser una carga para su hermana.

— Lo siento...- murmuró la mayor— mientras yo me estaba divirtiendo tu estabas en peligro...

— Rhae,- la llamó por su apodo— no es tu culpa...

— Claro que es mi culpa,- sin dejar de hablar, comenzó a dar vueltas por la habitación— si yo no hubiese estado "jugando" con ser Criston...

— ¿Jugando?

— Eso no es importante, ni siquiera la pasé tan bien... si él hubiese estado en su posición y se hubiese dado cuenta.

Aerea sonrió intentando tranquilizar a su hermana. Su hermana confiaba mucho en aquel caballero pero ella no podía confiar totalmente en él, muchas veces había notado que él la miraba de la misma forma que el padre de la reina lo hacía.

— Si no la pasaste bien con él, deberías dejar que Syrax se lo coma- comentó con inocencia cambiando el tema.

Rhaenyra paró en seco.

¿Dónde había aprendido su dulce hermana aquello?

De repente recordó los rumores de la servidumbre. Aerea había convertido en comida para Caníbal a los hombre que la atacaron.

— ¿Quién te ha enseñado eso?

— Él tío Daemon dijo que si alguien no me agradaba podía dejar que Caníbal se lo coma...

Dragon bloodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora