Wedding

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Los árboles se encontraban cubiertos por una capa blanca de nieve blanca que brillaba bajo un cielo azul, y caía, revoloteando como pequeños dientes de león

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Los árboles se encontraban cubiertos por una capa blanca de nieve blanca que brillaba bajo un cielo azul, y caía, revoloteando como pequeños dientes de león.

En el bosque de dioses, el árbol corazón se alzaba ante él como un gigante blanquecino, con un rostro tallado y hojas que parecían manos ensangrentadas.

«A ella le hubiese encantado...», pensó con tristeza.

Cualquier persona proveniente del sur, que no venerase a los dioses antiguos, solía considerar de mal gusto a los rostros tallados en los arcianos, pero ella no.

Ella los miraba con admiración y lo escuchaba atentamente cuando le contaba las antiguas leyendas norteñas.

— Desearía que fuese ella...- dijo en un susurro y el viento se llevó sus palabras.

— Cregan,- lo llamo una voz a sus espaldas— sabía que te encontrarías aquí.

El Stark se giró para encontrarse cara a cara con la joven mujer.

Arra Norrey.

Era realmente bonita, no le sorprendería si varios hombres de Invernalia estuviesen interesados en ella. De cabello ondulado y brillante, color negros como el plumaje de un cuervo; era una joven pequeña, esbelta y gentil.

Pero no era ella.

No era Aerea.

— Puedes negarte si así lo deseas...-dijo ella de manera condescendiente; al parecer se había percatado de sus sentimientos.

Cregan negó con la cabeza. 

Si él se rechazaba casarse con Arra, mancharía el orgullo y honor de su amiga, y eso es algo que el no quería que sucediese.

— Pronto te convertirás en el Señor de Invernalia...

El pelinegro observó a su progenitor como si éste acabase de perder la cabeza. Si bien su padre había caído enfermo desde dos lunas atrás, él nunca se atrevería a considerar el convertirse en la cabeza de su casa.

No mientras su padre estuviese con vida.

— Se que te gusta la joven princesa- comentó el enfermo hombre sin poder evitar reír al notar la sorpresa en su rostro, ¿acaso pensó que nadie lo había notado?— Pero, he decidido que te cases con Lady Arra Norrey.

— Pero padre...- intentó protestar el joven lobo.

 Cregan- lo interrumpió Rickon— serás el lord del Norte, si quieres que ellos te sigan a pesar de tu corta edad, necesitas a tu lado a una mujer norteña...

Por más que se negase a admitirlo, su padre tenía razón. Los grandes señores del norte difícilmente aceptarían como señora a una dama del sur sobre todo si se tratase de una princesa. Además, Aerea era como el viento, pedirle que se quedase con él en el norte sería como cortarle las alas.

Dragon bloodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora