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     Los vi juntos todo el verano y seguido me juntaba con ellos y otros amigos de él a pasar el rato. Pero también los pasaba con algunos de tus amigos y con mi mamá.

     Fue un verano duro por varias razones.

     No porque ella dividió su tiempo entre su novio, ella misma y yo. Eso me pareció genial.

     Pero a veces me llegaban recuerdos de lo que sentí todo el verano anterior, queriendo estar así contigo, pero no pudiendo porque habías desaparecido y después porque tu madre no te lo permitía. Eso me enfurecía, pero no había nada que hacer. Así que lo dejaba estar.

     La otra razón fue que comencé a participar de torneos fuera de la ciudad. A menudo iba solo con el equipo, pues nadie podía acompañarme. Eso me obligó a ser más independiente y me ayudó a centrarme en mis entrenamientos.

     Tuve que entrenar como nunca y estaba muy cansado, pero satisfecho al mismo tiempo.

     Ganamos o quedamos dentro de los mejores equipos en varias competencias y mi entrenador me dijo que un hombre, un reclutador de equipos de universidad, había puesto un ojo en mí.

SerendipiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora