Una vez en una borrachera [YM]

3. Clases de música

¡Una semana! Una semana más había pasado. ¿Y el chico? Eso mismo se preguntaba, aunque también estaba la desesperada cuestión de ¡¿por qué la obsesión por un beso?! Fue sólo un beso, joder, que tampoco fue tan bueno...

...

Bueno, sí.

Fue de esos inesperados. Al principio, él tenía el control, como le gusta. Y, de pronto, era el chico quien lo tenía. Ni siquiera se veía tan rudo ni dominante, pero, en las memorias de Park Jimin, aquellas manos huesudas controlaron el vaivén, el ritmo y, con eso, la excitación y el goce.

Si el chico seguía evitándolo, los mechones negros de su cabellera pronto ya no existirían. Intentó de todo, siguió a Hoseok a todas partes, este nunca se juntó con el chico; fue a la facultad de música, ¡sí, echó su orgullo a la ventana y su imagen, yendo hasta su jodida facultad! ¿Y qué encontró? No a él, desde luego; incluso hizo que TaeHyung invitará a Hoseok a desayunar cada que tenían espacios libres entre sus clases, pero este nunca llegaba con él.

Quizá se enfermó. Podía ser. O tal vez tuvo un colapso y está en el hospital. O quizá sí lo está evitando como supone y...

No. A Park Jimin no lo ignoran, no lo evitan. Todos quieren mirarlo, ya sea caminando o bailando, pero siempre es visto.

—¿Entonces jalas? —preguntaron a su lado.

Dejó de masacrar su pedazo de carne con el tenedor para girarse hacia su mejor amigo.

—¿A dónde?

—¡Al bar! ¿Qué no escuchaste todo lo que te dije?

Frustrado, llevó con su mano su cabello hacia atrás.

Jodido chico que causaba estragos en su comportamiento. Jimin no era así. No se la pasaba pensando en alguien, menos por un estúpido beso de dos ebrios. ¿Quién se obsesiona con un beso de borrachera?

—Lo siento. ¿Cuándo?

—Hoy, a las once —su mejor amigo pasó un brazo por sobre sus hombros, atrayéndolo a sí—. Tienes que olvidarlo, ¿y qué mejor que otro beso con alguien más?

Alzó una ceja y lo miró incrédulo.

—¿Cómo sabes que pienso en él?

—Acabas de confirmarlo en realidad —soltó una carcajada—. Yo lo supuse porque querías compartir mucho con Hoseok, pero ahora es un hecho —orgulloso, TaeHyung llevó una papa frita a su boca y masticó mientras bailaba su sonrisa cuadrada.

—Estúpido —torció los ojos—. Ya lo intenté la semana pasada, ¿lo recuerdas?

—Cierto —su mejor amigo meditó con labios cerrados—. Tal vez ese no fue tu día, inténtalo de nuevo hasta que encuentres a alguien que lo supla de tu mente.

Jimin no dijo mucho más, siguió comiendo. Y por comer se refiere a masacrar su pechuga con el tenedor hasta, después de varios minutos, engullirlo mientras maldecía entre dientes.

—Vamos, amigo. ¿Qué te sucede?

—Eso es lo mismo que quiero saber —enfurruñado, murmuraba con su boca en forma de puchero—. Ni siquiera es mi estilo, ni cogimos, fue un jodido beso. Y... ash.

—Vaya, debió besar como los mismísimos ángeles.

Jimin lo miró, deteniendo sus movimientos con los cubiertos.

—¿Sabes qué? ¡Tienes razón! —se levantó de su asiento, provocando que la silla se arrastrara hacia atrás, y pegó sus manos en la superficie de la mesa en un golpe. Todos en la cafetería voltearon a verlo—. Un beso con alguien diferente, que me guste más, me hará olvidarlo. Una noche sin compromisos con alguien del bar, ¡y ya estuvo! ¡Fuera de mi vista y de mi mente!