15. Amor a medias

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Estaba nervioso. No confiaba en su propia capacidad y estaba casi seguro de que su materia de Psicometría no la pasaría. Sus dedos golpeaban sus muslos a sus costados mientras subía las escaleras. Su profesor le había dicho que colocaría las calificaciones fuera del salón. Sería humillante si al lado de su nombre brillaba un adorable cinco.

Caminó por el pasillo hasta llegar al aula 30, ocupó su cadera para empujar a sus compañeros que, como él, habían ido a verificar si pasaban esa materia. A él sólo le faltaba esa para saber si se quedaría otra semana más en exámenes, ya que tenía su cinco oficial en Psicología abstracta y no quería más estrés.

Al llegar, buscó su nombre utilizando su dedo índice sobre la hoja. Lo encontró:

«Park Jimin. Calificación de parciales: 5.8».

—Genial —golpeó su huella dactilar en aquellos dos dígitos que sellaron otra semana más en la Universidad.

Dos malditos décimos. Dos y pudo haber gozado de vacaciones. Luego de pasar Psicología abstracta, claro.

Salió de allí. Tenía que darse prisa y estudiar para su examen del viernes. Tendría el fin de semana para estudiar para Psicometría, luego tomar el extra el lunes. Y listo. Vacaciones para Park Jimin.

Rodeó el campus a su salida para pasar por la facultad de música. Le había mandado un mensaje de texto a Yoongi por la mañana deseándole buen día. Ya eran las once y aún no recibía respuesta, no sabía si aquel día habría tenido que ir a la Universidad, pero probaría suerte.

La facultad de música era un lugar extraño. Por todos los pasillos se podían observar personas tocando un instrumento de aire, o cantando o simplemente paseando. No era como la suya, donde la mayoría llevaba libros y libros bajo el brazo.

Se detuvo al final del primer pasillo, a la entrada del edificio principal, y trató de buscar a Yoongi. No entraría en aquel lugar, si no lo encontraba daría la vuelta y seguiría con sus actividades.

Para su buena suerte, divisó a Yoongi quien atravesaba dicho edificio junto a una chica. Jimin creyó que era la misma que había visto aquel día de los stands.

—¡Yoon!

Trató de llamar su atención al mover su brazo en el aire. Al verlo, Yoongi sonrió en pequeño y se acercó hasta él.

—¿Estás ocupado? No quiero distraerte.

—No mucho, en realidad. ¿Sucede algo?

—Oh no. Sólo quería verte.

El rostro de Yoongi se paralizó un poco ante su confesión y subió sus cejas lentamente.

—Sé que nos vimos ayer —siguió Jimin—, pero quería saber si te encontrabas bien. Si también me extrañabas, y esas cosas.

Yoongi soltó una ligera carcajada, que apagó en cuanto cubrió su boca con la muñeca.

—Sí, lo hice. ¿Quieres comer conmigo?

Y aunque Jimin ya se iba, porque debía ir a estudiar, accedió complaciente.

Mientras se dirigían hacia la cafetería, que quedaba hasta el otro extremo del campus, Jimin no sabía qué tanto estaba dispuesto su acompañante en mostrarle al mundo su yo verdadero. No todos estamos dispuestos a decirle al resto de personas que quien te toma de la mano es tu pareja. No porque Yoongi aceptó cuando fueron al parque significaba que ahora lo haría, porque esa otra vez fue en un lugar donde ambos eran desconocidos y esta ocasión no. Aún así, hizo el mismo movimiento: un roce ligero. Yoongi no se movió. Entonces tomó su índice y lo apresó entre sus dedos.

Una vez en una borrachera [YM]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora